domingo, 16 de febrero de 2014

LA DEVALUACIÓN DE ESPAÑA

Cuando teníamos como moneda la peseta, que dependía del Banco de España, las crisis se solucionaban , es un decir, poniendo a funcionar la máquina de hacer billetes. Eso, como todo el mundo sabe, provocaba una devaluación inmediata de la moneda, pues, si no existe valor en oro, en divisas, o en confianza país, es un proceso automático. El recurso de fabricar papel moneda en exceso ha estado históricamente muy extendido y en las economías capitalistas está forzado porque el proceso de acumulación del capital sustrae dinero del mercado y lo concentra en unas pocas manos. Una de las causas de que estallara la crisis económica en la que estamos inmersos fue que una enorme cantidad de recursos, en papel moneda, se retiró de la circulación, del consumo, y se concentró en las hipotecas inmobiliarias de pisos exageradamente caros. Constructores, bancos, intermediarios financieros y especuladores acaparaban inmensos capitales mientras muchas empresas ya empezaban a cerrar ante la caída del gasto de las familias en otros apartados. El dinero que había antes de estallar la crisis no ha desaparecido, por eso la razón de que los ciudadanos vivan peor que antes es que alguien se lo ha llevado.
Algunos bancos centrales, como la Reserva Federal de los EE UU, o los británicos y japonés, han recurrido a fabricar papel moneda en cantidades astronómicas como receta de emergencia para intentar salir de una situación dramática. Los japoneses fueron los últimos en apuntarse a esta heterodoxia económica, que tiene mucho de imprudente, al ver que tanto en USA como en Reino Unido estaba dando buenos resultados. Naturalmente, los billones de dólares, libras esterlinas o yenes que estos Estados han introducido en el mercado no están respaldados por valor real, son solo papeles que merecen la confianza que uno les quiera dar. Lo paradójico es que, en contra del sentido común, estas monedas casi no se han devaluado, uno porque tienen algunos instrumentos poderosos a su servicio, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o la City de Londres, otro porque países como China siguen comprando ingentes cantidades de papel moneda en los mercados internacionales.
España, como en el pasado, no tiene posibilidad alguna de salir adelante si no es mediante una devaluación de nuestra economía. Pero ahora no se pueden fabricar pesetas que, con una intervención estatal de los precios, podría dinamizar el mercado interno y favorecer las exportaciones, porque, pertenecer a la UE y a la moneda única tiene sus ventajas, pero también sus servidumbres. Lo que se está devaluando en el país entero, retrocediendo a una velocidad vertiginosa en renta per cápita, servicios sociales, pensiones, etc. Millones de trabajadores están ganando menos dinero ahora que hace tres o cuatro años, cientos de miles de comercios y empresas de todo tipo han cerrado y la hucha de las pensiones cada vez tiene menos dinero.
Cuando el presidente socialista Zapatero subió la edad de jubilación a los 67 años también elevó el cómputo de la prestación de los últimos 15 años a los últimos 25. Se trataba de, con esa sucia argucia, bajar las futuras pensiones en torno a un 15%. Pero, hete aquí, que a la vista del deterioro de los salarios, sin quererlo, ha hecho un favor a los trabajadores. No quedarán así las cosas, sino al tiempo.

La devaluación de España va a continuar porque el dinero que nos han robado no volverá a nuestros bolsillos ni al consumo, porque tenemos una Deuda cercana al 100 % del PIB, que hay que pagar, y porque el BCE, a las órdenes de la Sra. Merkel, no va a fabricar mas euros.  A la devaluación económica hay que añadir la devaluación moral, intelectual, sindical, política, en definitiva, social, de todo un país, donde los ciudadanos tienen mucha responsabilidad porque, aunque sigue habiendo elecciones, no han hecho nada para castigar a los culpables o para dar un golpe de timón antes de que sea demasiado tarde.

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