viernes, 29 de noviembre de 2013

EL ESCÁNDALO DE LA UGT EN ANDALUCÍA

Las comilonas, las juegas y los eventos que el sindicato UGT ha pagado en Andalucía con el dinero destinado a la formación de los parados se han convertido en uno de los mayores escándalos de los últimos tiempos. No es, ni mucho menos, el mas gordo, porque, en un país donde hasta la familia real está metida en el fango, los casos de corrupción y de despilfarro de los recursos púbicos están a la orden del día y los hay de todas clases y de todos los tamaños. Sin duda, el mayor timo que se ha hecho a la ciudadanía en este país  ha sido la ayuda a los bancos, en particular a las Cajas de Ahorro, unos 40.000 millones de euros para tapar el gigantesco agujero que dejó la especulación financiero-inmobiliaria bendecida por los políticos. Que los impuestos de los sufridos españoles se destinen a las entidades financieras, vía BCE, para que estas lo cojan con una mano al 0,5% y compren Deuda Pública al 5%, una Deuda que también tenemos que pagar nosotros, es la mayor tomadura de pelo que soy capaz de recordar. Pero el escándalo de la UGT de Andalucía, que no es una singularidad en las actuaciones delictivas sindicales, pero si la mas grosera, constituye un agravio todavía mayor a los trabajadores y a los parados, porque es perpetrado precisamente por los que se llenan la boca hablando de su defensa.
Donde que estalló el asunto de los Eres falsos, con los que se prejubilaban liberados sindicales, políticos y sus esposas y familiares, los escándalos protagonizados por los sindicatos en Andalucía han empezado a salir a la luz en cascada. La gente que no vive en aquella fiesta, en aquel régimen, no sale de su asombro cuando se entera de que con el dinero de los parados se pagaron chiringuitos en la Feria de Sevilla, carteras de piel para los delegados, congresos, viajes, etc. Eso no habría sido posible sin la connivencia del Gobierno andaluz y si se hubiera establecido un sistema de control y fiscalización del dinero público que gestionan los sindicatos, pero eso, naturalmente, no estaba ni está previsto en el guion, pues hace ya tiempo que las organizaciones sindicales se han vendido al poder político, porque las cuotas de los afiliados no llegan para mantener el tinglado, y se preocupan mucho mas por el modus vivendi de sus liberados que por la defensa de los derechos de los trabajadores.
Pero, ojo, ya he dicho que lo que ha sucedido en Andalucía no es una singularidad, en otras CC AA, sin llegar a esos extremos, también se utiliza el dinero destinado a los cursos de formación y a la promoción de empleo para financiar a los sindicatos a cambio de su sumisión. En la naturaleza eso se llama simbiosis o mutualismo.
El escándalo ha llegado a tal punto que el secretario general de UGT, Cándido Méndez, ha pedido la dimisión de Francisco Fernández Sevilla, secretario general de UGT-Andalucía (el anterior en el cargo, Pastrana, viéndolas venir, ya no se presentó a la reelección), que ya se ha hecho efectiva, como si todo lo que ha sucedido no fuera vox pópuli y perfectamente conocido por los gerifaltes ugetistas. Un retiro dorado para intentar tapar las vergüenzas, si las tuvieran.

               

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