sábado, 9 de noviembre de 2013

SE ACABÓ LA FIESTA DE LA DEUDA

Hace pocos días advertía de que estaba a punto de estallar La Supercrisis, es decir, la explosión de la burbuja de la Deuda, que tendrá efectos mucho mas devastadores que la caída del castillo de naipes financiero-inmobiliario. Pues bien, los insistentes rumores sobre que la Reserva Federal ya ha decidido parar la máquina de hacer billetes han disparado todas las alarmas y han logrado que cunda el pánico entre los ilusos que pensaban que este día no iba a llegar nunca.
Como sucedió con la crisis de las hipotecas Subprime, no hacían falta muchas luces para darse cuenta de lo que inevitablemente tenía que suceder. Pero, increíblemente, muchos pensaban que se podría fabricar papel moneda, sin estar respaldado por valor, ilimitadamente. Lo mas grave no es que la máquina de hacer billetes no diera abasto, sino que ese dinero no se destinaba (como mandan las políticas keynesianas) a la economía productiva, a la inversión, lo que daría respaldo de bienes reales a un papel moneda cuyo único valor es una firma y la confianza que se le quiera dar, lo peor es que ese dinero se destinaba a tapar los agujeros de la banca y a comprar Deuda, convirtiéndolo en moneda virtual que se puede esfumar en el aire.
Había algunos signos alarmantes que nos alertaban de lo que podía suceder. La Reserva Federal se había negado a devolver el oro que Alemania había depositado en los EE UU y había voces que manifestaban a los cuatro vientos que una buena parte de los lingotes de Fort Knox, en teoría, 1/4 de las reservas mundiales de oro, había desaparecido. Es más, ya en 2.011, durante una sesión del Subcomité de Servicios Financieros de la Cámara de Representantes, el Abogado General de la Reserva Federal de los EEUU (FED), Scott Álvarez, admitió que la Reserva Federal no tiene existencias del preciado metal, aunque aparezcan stocks de oro certificados en su balance. Es decir, 11.000 millones de dólares de mas de 7.000 toneladas de oro que no existían. No era de extrañar, pues hacía mas de cincuenta años que no se hacía una auditoría sobre las existencias de oro de la FED.
El debate sobre la imprudencia que suponía el endeudamiento ilimitado se suscitó hace pocas semanas al superarse con creces las previsiones mas pesimistas sobre esta cifra macroeconómica. Los republicanos pusieron el grito en el cielo porque la Deuda reconocida ya era de 17 billones de dólares y la real podía ser mucho mayor, y, sin que se hiciera público, arrancaron al presidente Obama el compromiso de parar de emitir papel moneda a cambio de desbloquear los pagos de las Administraciones.
Pero, el verdadero detonante de esta Supercrisis parece que ha sido la decisión de China de paralizar la compra de Deuda norteamericana si se seguía con una política monetaria expansiva. Ya en el último congreso del PCCh se había optado por potenciar el mercado interno del gigante asiático en detrimento de las exportaciones, previendo lo que podía suceder. Porque China, que en 2.008 tenía 585.000 millones de dólares en Deuda norteamericana, tiene hoy casi dos billones, todo en un papel moneda que de la noche a la mañana puede sufrir una depreciación espectacular, a pesar de que el BCE ha echado una mano bajando los tipos de interés hasta el 0,25% para que se aprecie el dólar.
China tiene miedo, pero aún deberían tenerlo mas los estadounidenses, pues casi la mitad de la Deuda USA está en sus propias manos, en concreto en las de los bancos y particulares, incluso en los fondos de pensiones civiles y militares y en las instituciones, incluida la propia Reserva Federal que dirige Ben Bernanke, que ya en 2.010 era el principal acreedor con 891.000 millones de dólares y que ahora lo es con una cifra tan estratosférica que nadie se atreve a decir.

Los contribuyentes norteamericanos y todos los ciudadanos del mundo pagarán los platos rotos.

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