martes, 9 de mayo de 2023

LAS DROGAS EN LA CAMPAÑA ELECTORAL

 


Todos estamos viendo como en la campaña electoral se están prometiendo cosas que antes no se prometían o, en el caso de los partidos en el Gobierno, que no se hicieron. Son los socialistas los que sobresalen prometiendo y dando cosas, todas a costa de nuestros bolsillos, naturalmente. Hace unos meses ya empezaron con los trenes “gratis” y ya anunciaron que darían 400 euros a los jóvenes, de más de 18 años, es decir, que puedan votar, para videojuegos y otras tonterías “culturales”, sin duda de vital importancia para el país. Comprar votos y voluntades con dinero público es muy grosero, más aún sin ni siquiera discriminar por renta, pero esa gente está acostumbrada a ello, ya Zapatero lo hizo ¿No ha sido también el “pesebre” un invento del PSOE? El facherío comenta en las redes sociales que teme un pucherazo de Sánchez, una vez que tiene bajo su control los instrumentos del recuento, pero el pucherazo será legal, repartiendo alegremente dinero de los impuestos de los ciudadanos o nacionalizando masivamente a nietos y biznietos de emigrantes españoles que no han pisado nunca España. En algunas CC AA de poca población, como Asturias, esos votos pueden ser decisivos. Sin embargo, el colmo de la desfachatez es la campaña provivienda de Sánchez, anunciando miles de pisos a precios asequibles y avalando, con nuestro dinero hasta el 20% de las nuevas hipotecas. Los bancos están encantados con estos “socialcomunistas”. Pero, D. Pedro, si no ha hecho usted ni un solo piso, ni una sola vivienda de los/las que prometió a los afectados por el volcán de La Palma. Eso sí, como anunciamos, ya han sido trasferidos a Defensa cientos de millones para tapar su agujero presupuestario por entrenar nazis y enviar armas y municiones a Ucrania, por unos terrenos en los que aún no se ha puesto, y posiblemente no se ponga nunca, un solo ladrillo. Yo creo, sin embargo, que estas cosas no servirán para ganar las elecciones, sino para ayudar a perderlas, no es una corazonada, me baso en lo que dicen las encuestas.

Aunque la pseudoizquierda me tiene muy enfadado, no quiero gastar toda mi bilis contra ella, porque tengo que guardar algo para los que vendrán, me temo que hará falta. El objeto de este artículo, como su título indica, no era mentar lo que ya todo el mundo comenta, sino de lo que casi nadie habla, ni los partidos del Gobierno ni la encantadora y variada oposición: El gravísimo problema de las drogas en España, tanto de las llamadas “blandas”, de las denominadas “duras” y de las que tienen tropezones. Entre estas últimas está el cannabis, por cuya legalización Iñigo Errejón (el único que, además de mí, habla de las drogas en esta campaña electoral, ya menos, eso sí, pero en sentido contrario) sigue peleando bajo la coartada de su “uso terapéutico”, cuando los médicos ya lo pueden recetar, como recetan la morfina, si hace falta. Nadie hablará de los 68.000 muertos por tabaquismo el año pasado en España, ni del problema del alcohol y otras drogas más duras entre los jóvenes y no tan jóvenes. Tampoco nadie nos va a contar porqué la Policía y la Guardia Civil tienen órdenes políticas de hacer la vista gorda y de no intervenir en narcopisos o en barrios enteros donde el tráfico de drogas se ha convertido en algo cotidiano. Tampoco nos van a explicar por qué se consiente que Marruecos sirva hachís a toda Europa a través de España y del tráfico por el Estrecho de Gibraltar ni por qué se tolera que La Roca sea, además de un paraíso fiscal, una base logística para el narcotráfico entre Marruecos y España. Los primos se besan mientras tanto en la coronación de Carlos III y el Gobierno espera cerrar cuanto antes un acuerdo que necesitan como el comer los que ya no son de la UE. Todos los partidos calladitos, como putas, mientras las drogas acaban con la salud y la vida de mucha gente. Las drogas NO serán un asunto de debate en la campaña electoral, aunque, por ejemplo, casi en el 50% de los conductores muertos en accidentes de automóvil en 2022 se detectó la presencia de alcohol, drogas o psicofármacos.

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