No es sencillo hacer un análisis
en conjunto de lo que ha sucedido, porque en las elecciones autonómicas y
municipales cada municipio y cada C A es un mundo y no se puede caer en un
totum revolutum, no sería riguroso. Pero, por encima de las singularidades hay
cosas evidentes: El PP sube, el PSOE resiste muy mal, Vox crece y Podemos casi
desaparece. Cuando vemos los territorios donde ahora va a gobernar el PP en vez
del PSOE parecería que los socialistas son los que han sufrido una debacle,
pero la debacle es del conjunto de la izquierda, muy especialmente de Podemos y
sus franquicias, que apoyaban al PSOE en los gobiernos de muchos sitios. Como
ejemplo pongamos a la C A de Valencia.
La pasada noche, cuando veía en
el balcón de Génova 13 a Feijóo, Ayuso y Almeida, me preguntaba cómo era
posible que esta gente, con este nivel, hubiera arrasado en las elecciones,
pues bien, vayamos a unos números de los que la izquierda derrotada está
huyendo como del aceite hirviendo, sí, esa izquierda que tampoco ahora tiene la
más mínima intención de hacer autocrítica y rectificar y que tiene tanta
afición al suicidio: En estas elecciones ha habido 543.409 abstenciones más,
307.219 votos en blanco más y 335.989 votos nulos más que en las de 2019, es
decir, estamos hablando de nada menos que de 1.186.617 votos, bastantes más de
los que el PP ha sacado al PSOE. Que la abstención de muchos votantes de
izquierda era un peligro para los que han estado haciendo cosas que han
enfadado mucho a sus propios votantes era evidente para quién quisiera verlo y
teníamos el ejemplo de lo que sucedió en las últimas elecciones en Italia, con
un 7% más de abstención ¿Por qué muchos votantes de izquierda han vuelto la
espalda a sus partidos? No hay una única razón ni las razones son las mismas en
los votantes del PSOE que en los de Podemos. En el electorado socialista yo creo que
ha influido más la eficaz labor de desprestigio y de desgaste de Sánchez (no
sin fundamento) en algunos medios y en las redes sociales por parte del PP y
de Vox, pero en Unidas Podemos, mucho más ideologizados, han sido claramente
sus errores políticos: leyes de género y trans, posición pro-OTAN en la guerra
de Ucrania, ser pusilánimes ante lo que hizo Sánchez con el Sáhara, abrazar la
agenda 2030, etc, mucha gente no ha tragado con ese tipo de cosas y, al
contrario que muchos votantes socialistas, los de UP no votan a la derecha en
casi ningún caso, se quedan en casa, votan en blanco o meten una papeleta con
un piropo. La irresponsabilidad de las mujeres que dirigen Podemos (muy
mayoritarias en los puestos de dirección) y de los que se unieron a su fiesta,
a sus chorradas, va mucho más allá de su descalabro y desaparición, como había
sucedido en Galicia, donde Las Mareas ya había desaparecido después de llegar a
tener 14 diputados autonómicos, su debacle en el País Vasco y Navarra ha
reforzado a Bildu y en Cataluña a los independentistas de derechas.
Sería de estúpidos pedir peras al
olmo, así que cada cual haga lo que estime conveniente. Los españoles así lo
han hecho, unos de una manera y otros de otra, y que salga el Sol por
Antequera, nos hemos dicho. La venganza es un plato que se toma frío y hemos
tenido meses para pensar cómo vengarnos.
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