lunes, 21 de noviembre de 2022

SÁNCHEZ, NO HAY OTRO IGUAL

 


No recuerdo ningún político en España con el desparpajo y la desfachatez de Pedro Sánchez, y menos aún entre los presidentes. Si acaso el que más mintió y más ejerció de encantador de serpientes fue Felipe González, por mucho que para algunos haya sido un gran estadista. Pero, Sánchez ha batido todas las marcas y no solo miente más que habla, lo hace con un aplomo que impresiona, y no solo hace cosas que nadie cabal se atrevería a hacer, encima presume y saca pecho de ellas. Yo confieso que a pesar de conocer muy bien su historial me tuvo un tiempo despistado y hasta lo apoyé cuando una conjunción de extraños aliados, en una de las conspiraciones más groseras que hemos visto en este país, lo descabalgó de la secretaría general del PSOE, en la que la militancia socialista, democráticamente, lo restituiría después. La historia empezó a tener apariencia de sainete cuando Sánchez quiso formar gobierno y ser el presidente de este país. Un oportunista redomado como él enseguida se dio cuenta que tendría muchos menos obstáculos internacionales y de los poderes fácticos españoles si formaba gobierno con Ciudadanos, que por aquel entonces tenía 40 diputados, que con Podemos, IU y los socios que se ha echado después. Mientras el PSOE negociaba en una mesa con Podemos e IU un pacto de Gobierno y un apoyo a la investidura de Sánchez, este cerraba un acuerdo de Gobierno y un apoyo a su investidura con Albert Rivera. Ahí empezamos a ver su afición al juego de triles. Problema, Sánchez no tenía votos suficientes con los escaños del PSOE y de Ciudadanos y pidió a Pablo Iglesias que apoyara su investidura y un pacto de gobierno derechista con Albert Rivera, que sería el vicepresidente del Gobierno. Encantador. Ni Iglesias ni Garzón tragaron, naturalmente. En aquel contexto nos dijo Sánchez aquello de que no podría dormir por las noches si pactaba con Podemos ¿Se acuerda? En fin, todos sabemos lo que sucedió después, para qué relatarlo. Sánchez es un personaje acostumbrado a salirse con la suya aún en situaciones para otros muy difíciles o imposibles, eso no se lo vamos a negar, es su fuerte, pero también es su debilidad. Como piensa que puede hacer lo que le da la gana y que los costes de esas acciones siempre son asumibles, pues eso exactamente es lo que hace. Sánchez ha hecho cosas que no le perdona la derecha y ha hecho cosas que no le perdona la izquierda, pero es tan bueno en las fechorías que ha hecho cosas que no le perdona ni la izquierda ni la derecha ¿Regalar el Sáhara Occidental a Marruecos? Pues, por ejemplo. A mí me hace mucha gracia que la derecha y la ultraderecha hablen todo el día de un gobierno “socialcomunista” que no ha nacionalizado nada, que ha aumentado la presencia militar de EE UU en España, que envía armas a los nazis ucranianos y que se ha convertido en el más atlantista de Europa. Solo hay que escuchar a Sánchez en qué términos se refiere a Putin. Naturalmente, todo buen oportunista tiene un plan B, y Sánchez lo tiene, por si sus fechorías le acaban pasando factura en España, ser, ya lo habíamos dicho, el próximo secretario general de la OTAN. Tipo listo sabe quién manda y quién pone y quita, así que Sánchez lleva tiempo ganándose al Tío Sam, o al abuelo Biden, que viene a ser lo mismo. Por si con regalar el Sáhara a Marruecos no fuera suficiente para hacer valer su candidatura, estos días ha cerrado con EE UU y México un acuerdo, del que curiosamente nadie habla, para traer a España, aun país con casi tres millones de parados y una deuda de más de billón y medio de euros, miles (no sabemos exactamente cuántos miles, decenas o centenares de miles) de los inmigrantes latinos que quieren entrar en EE UU. Al mismo tiempo también cierra con la banca un acuerdo para librarla de impagos y librarse él de un levantamiento social, por la inflación y por las subidas de los tipos de interés, que son, según también nos ha dicho Sánchez, culpa de Putin. Y como el equipo siempre es un reflejo del jefe, ya vemos como miente el ministro Albares y ya vemos las pifias de ese ministro, su Ministerio y del Ministerio de Igualdad, la última traer a España a “viudas negras” del Estado islámico, tres con nacionalidad española y una marroquí, para darles ayudas y cobertura asistencial y mediática. En fin, un feminismo que empieza a dar mucho miedo, a hombres, víctimas, demócratas y a los que estamos contra el yihadismo radical al que, por cierto, también han apoyado estos días los desnortados de En Comú Podem en Cataluña, mientras criticaban el hiyab en Irán.

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