lunes, 24 de octubre de 2022

EL PRECIO DEL ALQUILER SE DISPARA

 


El precio del alquiler en España se ha disparado en el último año. En julio había sufrido un incremento del 7,4% de media nacional con respecto a julio de 2021, pero, mientras que en algunas CC AA, como Asturias, la subida era de un moderado 3,4%, en 20 provincias españolas era de más del 10% y en la costa valenciana y andaluza de más del 30%. Las CC AA donde más se ha incrementado el precio del alquiler son, por este orden, Baleares, Valencia y Andalucía. Hay algunas poblaciones de la costa valenciana, como Gandía, donde los alquileres han subido un 53,2%. También llama la atención que el precio de los alquileres ha subido más en Barcelona que en Madrid, a pesar de que en casi todos los países lo normal es que los alquileres más caros suelen estar en la capital o en urbanizaciones muy exclusivas de otras poblaciones.

Son varias las razones de que el precio de la vivienda en alquiler cabalgue desbocado, por un lado, una inflación que en España ya era en febrero (antes de la intervención rusa en Ucrania) del 7,6% y, por otro, las políticas estúpidas que, pretendiendo abaratar los precios y proteger a los menos pudientes, lo que han logrado (como habíamos dicho que sucedería) es exactamente lo contrario. En una economía de mercado, como la nuestra, los precios los determina el juego de la oferta y la demanda y hacer ingeniería política o alquimia del ladrillo, o de otros sectores, no funciona. Así, topar los precios, como se ha hecho en algunas ciudades, como Barcelona, no solo ha logrado que circule más el dinero negro, también que caiga la oferta de vivienda de alquiler en picado, en la ciudad condal hasta un -47%. Si a esto añadimos que las medidas antidesahucios y la protección idiota de la okupación ha desincentivado aún más la oferta, tenemos la tormenta perfecta. Además, a estos problemas hay que añadir la caída de la oferta de vivienda nueva, por varias razones, entre las que sobresalen las espectaculares alzas de los precios de los materiales, las subidas de los tipos de interés y las mayores dificultades que en estos momentos existen para acceder a créditos hipotecarios.

Como no se ha protegido a los propietarios (la mayoría no grandes tenedores, sino familias con dos o tres viviendas, algunas procedentes de herencias) de impagos, okupaciones y destrozos, los cientos de miles de pisos vacíos que hay en España no han salido al mercado del alquiler y los requisitos que se exigen a los nuevos inquilinos, para cubrirse los propietarios las espaldas, alejan cualquier posibilidad de acceso al alquiler a muchos jóvenes y a muchos trabajadores. La guinda del pastel es la escasísima vivienda de promoción pública que hay en España, muchísimo menos que en otros países de Europa. En fin, aquí nos gastamos el dinero en ocurrencias absurdas y en enviar armas a los que han prohibido, además de a otros once partidos, el Partido Socialista.

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