La semana que termina ha servido
para constatar que en Europa sigue imperando la locura. Lejos de hacer todo lo
posible por acabar la guerra en Ucrania, algunos echan más leña al fuego,
mientras anuncian ayudas milmillonarias para los más vulnerables, que empezamos
a ser casi todos. En este sentido, las palabras de Borrell, que en vez de alto
representante de Exteriores de la UE parece el secretario general de la OTAN,
amenazando a Rusia con una respuesta nuclear y con aplastar a su ejército,
están muy lejos de la sensatez y de trabajar por los gravísimos problemas en
que los Gobiernos europeos y los burócratas de la Comisión nos han metido a
todos. Han declarado la guerra a Rusia y actúan en consecuencia, pero esa declaración de guerra no ha
pasado por ningún parlamento. Vivimos ya, de facto, en una nueva dictadura
continental donde la más grosera propaganda, la censura, la mentira y la
ausencia de democracia ya son norma. Ursula von der Leyen, cuyo escándalo con
las vacunas los medios se guardan muy mucho de ventilar, es la más
impresentable de todos los impresentables y cada vez que abre la boca sube el
pan. En este contexto de graves dificultades para millones de personas y para
decenas de miles de empresas, no les queda otra que repartir el dinero que no
tenemos al tiempo que se echa la culpa a Putin de todos nuestros males. Tan
mentira cochina es que la inflación, que ya había en febrero, fuera culpa de
Putin, como que el presidente ruso nos chantajee con el gas. Han volado los
gasoductos del Báltico para obligar a Europa, sí o sí, a tener que comprar el
GNL estadounidense extraído por fractura hidráulica, transportado en metaneros
y que luego tiene que ser regasificado, que cuesta, como mínimo, el triple de
precio del gas ruso. A pesar de ello, Putin ha dicho que Rusia está dispuesta a
servir a Europa todo el gas que solicite, bien con la única tubería que ha
quedado intacta en el Báltico, bien a través de Turquía, que podría convertirse
en un gigantesco centro logístico de distribución de gas.
Hacía mucho tiempo que no había
un asunto transversal (seguramente desde la Guerra de Cuba) en la que la
mayoría de los españoles estamos de acuerdo, independientemente de nuestra
ideología, y es que la guerra en Ucrania y sus consecuencias y todo lo que está
pasando, no solo como consecuencia de la guerra de Ucrania, no solo es por
culpa de Putin. Quienes gobiernan en Europa, Reino Unido incluido, no parecen
gente profesional, perecen aficionados que no están capacitados para tener sobre
sus espaldas las responsabilidades inherentes a sus cargos y con cuyas
ocurrencias están poniendo en serio peligro nuestra economía y nuestras propias
vidas, son la nueva banda del azufre ¿Pondrá el duro invierno a cada uno en su sitio?
Veremos.
No creo que este invierno sea muy distinto de otros anteriores..quien pueda pagarse la calefaccion y la electricidad tendra calefaccion y confort y quien no pasara frio y necesidades..desde que tengo uso de razon siempre ha sido asi..respecto a la guerra ,recordarle que fue Putin quien invadio Ucrania y quien amenaza con armas nucleares..Borrell lo unico que ha dicho es que si hay un ataque nuclear por parte de Rusia,aniquilaran al ejercito ruso..no parece que la cosa vaya en broma,por lo que Putin deberia de pensarselo antes de apretar el boton...hasta ahora quien ha puesto los muertos ha sido Ucrania,pero la cosa puede cambiar y mucho..pero bueno, de momento la fiesta continua, no se hasta donde se puede imprimir dinero y si la maquinita es eterna..pero, que otra opcion real y no traumatica hay?
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