martes, 24 de noviembre de 2015

TURQUÍA, RUSIA Y EL CONSEJO DE JAMENEI

El derribo del avión de ataque y apoyo táctico ruso Suhkoi SU-24 por parte de Turquía, cuando el aparato realizaba labores de reconocimiento previos a bombardeos selectivos, es un incidente gravísimo que no debería causarnos sorpresa. Turquía hace mucho tiempo que es enemiga de Rusia, solo hace falta ver la Historia. En Occidente mucha gente no sabe, por ejemplo, que la crisis de los misiles en Cuba estuvo precedida por el despliegue de misiles con cabeza nuclear de medio alcance norteamericanos en Turquía, en la misma frontera con la desaparecida URSS. Las fechorías otomanas han sido muchas y muy grandes en el pasado, como saben muy bien los armenios y los serbios, entre otros pueblos, incluso fue un país aliado de los nazis, pero sus desmanes continúan en el presente.
Todos sabíamos que los asesinos del Estado Islámico, del Frente al Nusra y de las decenas de grupos yihadistas que operan en Siria, entre ellos los turcomanos, estaban financiados por Arabia saudí y Qatar, pero también que Turquía era el actor necesario e imprescindible para sus acciones terroristas y para sus crímenes. Para darse cuenta de la complicidad manifiesta entre Turquía y los yihadistas solo hace falta observar que los atentados y ataques de estos grupos de fanáticos se producen casi a diario en todos los países de la zona (Irak, Siria y Líbano) pero no en Turquía, a no ser que vayan dirigidos contra la oposición del Gobierno de Erdogan, claro, como la masacre que provocaron en una manifestación izquierdista y kurda en plena campaña electoral. Por Turquía pasaban las armas y las vituallas para los terroristas y por Turquía llegaban a Siria los yihadistas reclutados por toda Europa. También, como no, salían por Turquía los casi dos millones de barriles diarios que el ISIS introducía en el mercado mundial de petróleo.
Vladimir Putin, a pesar de que era conocedor de todo esto, no se enfrentó a Turquía, porque el gigantesco gaseoducto que iba a atravesar ese país para abastecer el Sur de Europa, sin pasar por Ucrania, era una apuesta estratégica de enorme calado. Ese gaseoducto es muy importante para Rusia, pero también para Turquía, porque generaría cientos de miles de puestos de trabajo y grandes beneficios económicos. Por eso se había hecho de tripas corazón.
Pero, el derribo del avión ruso no tiene perdón de Dios, porque la coartada turca de que violó su espacio aéreo es hipócrita y cínica. ¿No sabían perfectamente las autoridades turcas que el avión ruso estaba operando contra los yihadistas y no contra Turquía? Aunque fuera cierto que el SU-24 se hubiera adentrado unos centenares de metros en Turquía ¿tendría eso tanta importancia como para derribarlo? Los verdaderos amigos no hacen esas cosas.
El lunes 23 de noviembre, aprovechando su visita a Irán para asistir a la cumbre de países exportadores de gas, el presidente ruso, Vladimir Putin, se entrevistó durante hora y media con el líder supremo Alí Jamenei. Ambos estadistas hablaron largo y tendido sobre el conflicto sirio y ante la insistencia de Putin de sumar mas aliados a la lucha contra los yihadistas, como algunas potencias occidentales, Jordania, etc, el Ayatolá Jamenei le dio un buen consejo: “amigo Putin, esa gente no son de fiar y te pueden dar una puñalada en la espalda”. Exactamente eso, en las mismas palabras del presidente ruso, es lo que ha hecho Turquía.
Pero, Vladimir Putin, desde que le pegaban en la escuela por su baja estatura, siempre ha sabido reaccionar y suele hacerlo contundentemente.



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