Dentro de unas pocas horas sabremos la decisión del pueblo griego sobre los nuevos sacrificios que quieren imponerle desde Brueselas y Berlín, con la inestimable ayuda del Fondo Monetario Internacional. No es la primera vez que los griegos tienen que enfrentarse a enemigos poderosos y no siempre han salido victoriosos, pero siempre han luchado hasta el final. Hace ahora setenta y tantos años también tuvieron que vérselas con Alemania. Entonces no era la señora Merkel la que exigía que trabajadores y pensionistas ganen todavía menos y que se privatice absolutamente todo, eran los tanques de Hitler los que entraban en el país y las tropas nazis las que asesinaban, robaban el oro del Banco de Grecia y las reliquias de su gran historia. Nadie pide a Alemania que pague las cuantiosas reparaciones de guerra, pero todo el mundo exige a Grecia su sacrificio en el altar del mercado. En esta hora son muchos los que hacen campaña por el sí, incluidos gobiernos e instituciones supranacionales, en una grosera intromisión en la decisión soberana que deben tomar los griegos. Pero ¿quien sabe? quizá los espíritus de los 300 espartanos que defendieron el Paso de las Termópilas, de los partisanos que lucharon contra los nazis e incluso de Lukanikos, aquel perro valiente que encabezaba las manifestaciones en los peores años de los ajustes salvajes y que murió de un ataque al corazón debido a los gases lacrimógenos que inhaló, estén trabajando desde el mas allá por el no.Un fantasma recorre Europa diciendo ÓXI, no en griego.
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