domingo, 24 de mayo de 2015

EL FIN DEL PAPEL MONEDA

A raíz de que algunos Gobiernos europeos, como los de Dinamarca y Grecia, están empezando a estudiar seriamente hacer desaparecer el dinero, tal como lo conocemos, en particular el papel moneda, se ha suscitado un interesante debate sobre el asunto, que no es nuevo, pero que estaba restringido a unos pocos especialistas.
Yo no me atrevería a decir que el dinero es uno de los mejores inventos de la Humanidad, porque nos ha ayudado mucho, pero también nos ha dado muchos disgustos, quizá la rueda o la penicilina, por poner solo algunos ejemplos, hayan sido mas beneficiosos. El dinero surgió en la antigüedad como una necesidad práctica, pues hasta entonces era el trueque lo que se estilaba, y era muy incómodo llevar 100 gallinas encima para cambiarlas por una vaca. Su aparición también tiene mucho que ver con las guerras, pues el dinero se empezó a utilizar en forma masiva para financiar campañas bélicas y pagar mercenarios y legiones. Los romanos llegaron a pagar a sus legiones con bolsas de sal (de ahí viene el nombre de salario), que era muy apreciado por aquel entonces, pero pronto descubrieron que era mas práctico hacerlo con monedas.
El primer dinero que empezó a circular era una forma concentrada de valor, es decir, las cien gallinas o la vaca también se podían cambiar por unas monedas de oro o plata, metales que tenían un valor intrínseco real. Pero, los Estados enseguida descubrieron que el valor nominal de las monedas podía ser superior al valor real del peso de su metal, bastaba con que así lo dijeran los Gobiernos, los reyes o los emperadores y que la cara de uno de sus próceres estampada en las monedas lo certificara. Así, el Estado se quedaba con una parte del valor de las cosas, algo que siglos después también hizo el capital, apropiándose de una parte de las plusvalías que generaba el trabajo de los proletarios.
La siguiente evolución del dinero fue la invención del papel moneda, pues la imposibilidad de acuñar suficientes monedas en oro, plata u otros metales preciosos, trajo el inconveniente de que para pagar con monedas de poco valor había que llevar demasiado peso encima. Durante mucho tiempo el papel moneda solo fue un recibo que emitían los Estados, pero que podía ser cambiado por su valor en metálico, es decir, en monedas. Todos recordamos que los billetes de pesetas, por ejemplo, tenían escrito que el Banco de España pagaría al portador el valor nominal del billete en monedas, pero eso también ha pasado a la Historia. Los billetes modernos en Euros o en otras monedas ya no ponen algo así en ninguna parte, es decir, solo valen la confianza que les queramos dar.
Pero, el mundo ha evolucionado y también el papel moneda ha dejado de ser práctico. La aparición de la informática ha permitido que las entidades financieras, los Estados y los Bancos Centrales dispongan ya de los instrumentos necesarios para que el dinero de plástico, bien en tarjetas bancarias o incluso usando el DNI, que ya lleva instalado un chip electrónico, se convierta en el único dinero del futuro inmediato.
La mayor ventaja de que todas las transacciones comerciales se hicieran con dinero de plástico es que se reduciría enormemente la economía sumergida y el fraude fiscal, pero también tiene algunos inconvenientes que no voy a desgranar aquí.
Solo el anuncio del ministro de Hacienda y del presidente del Banco Central Europeo de que dentro de tres meses el papel moneda ya no sirve para comprar provocaría un impulso bestial del crecimiento económico, al tener que aflorar, y gastar, todo el papel moneda que se conserva como dinero negro y cuya cuantía es enorme.

Otra ventaja añadida del imperio del dinero de plástico es que permitiría a los Estados y a los Bancos Centrales mitigar y tener un mayor control sobre las consecuencias de la explosión de la burbuja de la Deuda, que ya empieza a enseñar las orejas.

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