domingo, 19 de abril de 2015

LA EVOLUCIÓN DEL VOTO EN LA CAMPAÑA ELECTORAL

Esta larga campaña electoral en España, que va a durar casi todo el año, se presenta con varias singularidades importantes. Por un lado se desarrolla en un país que, a pesar del cambio de Gobierno, con la llegada de Rajoy al poder, sigue inmerso en una crisis profunda, con un paro gigantesco, centenares de miles de jóvenes que han tenido que emigrar, salarios de miseria, Deuda que ya supera el 100% del PIB y una corrupción generalizada; por otro, por primera vez desde la Transición, cabe la posibilidad de que el poder establecido y el reparto de papeles entre los dos grandes partidos, para que nada cambie, salte por los aires, porque todas las encuestas vaticinan un nuevo Parlamento donde tener la mayoría no va a ser nada fácil y los pactos van a costar caros; por último, los escándalos de corrupción no han cesado de salir  a la luz y es una incógnita la influencia que tendrán en las urnas, porque hasta ahora no ha sido mucha. Otro rasgo importante de lo que está sucediendo, y que puede hacer varias mucho la intención del voto, es que, en contra de lo que se decía, los ciudadanos están poco ideologizados y hay una gran masa electoral que puede votar a cualquiera. Ese fenómeno ha ocurrido, por ejemplo, en Gran Bretaña, Francia y Grecia. Pero, quizá lo mas decisivo de la evolución del voto y del resultado de las elecciones no sea la problemática coyuntura social que padecemos sino otros condicionantes con los que nadie parece contar: las maniobras que los poderes fácticos, temerosos de un verdadero cambio, usarán en su beneficio (y no olvidemos que los medios de comunicación están en sus manos) y lo que puede suceder en Cataluña tras las elecciones de septiembre, que los nacionalistas e independentistas quieren convertir en plebiscitarias. Una declaración de independencia del Parlamet sería una bomba electoral puesta bajo el asiento del pusilánime Rajoy, que, como es su costumbre, y aplaudido por algunos, ha dejado pudrirse el asunto. Tampoco se debe soslayar la influencia que puedan tener los movimientos sísmicos que sucederán en las formaciones políticas tras las elecciones autonómicas y municipales e incluso los cambios de liderargo de cara a las generales de finales de año. Yo creo que mucho de los que está sucediendo en torno al planificado escándalo Rato tiene que ver con las maniobras conspirativas para mantener el statu quo social, económico y político y para mí no sería una sorpresa que Rajoy no fuera el candidato del PP a las generales si las elecciones de mayo son catastróficas para los populares. ¿Quién es la mano que mece la cuna? Aznar, naturalmente, que se muere por volver. Las declaraciones de Julio Anguita en torno al efecto globo: “hay formaciones políticas que lo mismo se hinchan que se desinchan” son atinadas y también deben ser tenidas muy en cuenta. Ya hemos visto lo que ha sucedido con UPyD.

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