sábado, 14 de febrero de 2015

MOVIMIENTOS SÍSMICOS PREELECTORALES

Con la irrupción de PODEMOS, en España se espera un  gran terremoto político en las próximas elecciones, no tanto en las municipales y autonómicas, como en las generales. Pero yo creo que, además del fenómeno del nuevo partido de Pablo Iglesias, también va a haber otros de los que se habla menos, como una espectacular subida de Ciudadanos, el partido de Albert Rivera, que va a arañar muchos votos al PP, no ya los que Rajoy recibió prestados de mucha gente, para echar a Zapatero a gorrazos, sino de votantes siempre fieles y hasta de militantes que están muy disgustados con las políticas de Rajoy, en muchos casos diametralmente opuestas a lo que decía el programa electoral con el que ganó las anteriores elecciones generales.
Ya estamos asistiendo a movimientos sísmicos políticos provocados por las distintas estrategias electorales, espoleadas por el nerviosismo que, como en el choque de las placas tectónicas, son el preludio de la catástrofe.
Sin duda lo que está pasando en la Federación Socialista Madrileña es lo mas llamativo. Entre los socialistas ha cundido el pánico, porque, según todas las encuestas, serán relegados a la tercera fuerza y PODEMOS va a crecer mucho a su costa. La preocupación no es tanto política como del futuro modus vivendi de mucha gente. El PSOE ha perdido miles de cargos en los últimos años pero todavía conserva una buena cantidad en sus manos, que monopoliza la casta que ha hecho de la política su profesión desde hace mucho tiempo. Otra debacle electoral puede enviar a gran parte de los que conservan su puesto en las Administraciones, en el sindicato afín, que se nutre principalmente de dinero público, o en el Partido a engrosar las filas del INEM, y ya sabe usted, como saben ellos, como está el empleo en España. Pero, el poder económico, que es el que verdaderamente mueve los hilos en este país, también está muy preocupado por lo que puede pasar en Madrid tras las elecciones. No olvidemos que algunos empresarios no tuvieron escrúpulos a la hora de sobornar a dos diputados socialistas, cuando el “golpe de Estado” del “Tamayazo”, para que la situación siguiera bajo control y que no peligraran sus fabulosos negocios asociados al timo de la especulación financiero-inmobiliaria. A esta gente no le salen las cuentas y no ven salida posible sin recurrir a la “Gran Coalición” un Gobierno de populares y socialistas. Esta operación, naturalmente, no va a ser una singularidad para Madrid, sino que puede ser impuesta también en Andalucía o en el Gobierno del Estado si lo creyeran necesario, en esa clave hay que entender lo que ha pasado en la FSM y en el golpe de mano de Pedro Sánchez, tan proclive a pactar con el PP incluso medidas anticonstitucionales, como la nueva ley antiterrorista que se han sacado de la manga. Tomás Gómez era un estorbo para la nueva estrategia y ese es el verdadero motivo de sus defenestración y no los sobrecostes del tranvía de Parla, que comparado con lo que los socialistas han hecho en Andalucía o Asturias es pecata minuta.
Pero, si el nerviosismo es mal enemigo, aún es peor la visualización pública de la falta de unidad y eso es lo que está transmitiendo el PSOE con las manifestaciones de sus propios militantes ante la sede de Ferraz, la rebeldía de Tomás Gómez, que se resiste a perder una secretaría general ganada legítimamente en un congreso, o la repentina aparición de conspicuos como Carme Chacón, que ha salido de sus cuarteles de invierno esperando pescar en río revuelto.
El terremoto político en España está a la vuelta de la esquina.


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