lunes, 16 de febrero de 2015

LAS REFORMAS PENDIENTES

Cuando el Partido Popular ganó las últimas elecciones generales, Mariano Rajoy dijo, en su discurso de investidura en el Congreso de los Diputados, que haría las reformas que, según él, España necesitaba y que estaban en el programa electoral de su formación política. Pero, transcurridos tres años y varios meses desde aquello, la única reforma de calado que han hecho ha sido la laboral, que ha conseguido abaratar los costes del despido, rebajar salarios y quitar derechos laborales y sociales a los trabajadores. Perdón, para ser justo, también han hecho alguna otra reforma importante, como, por ejemplo,  una nueva Ley (pactada con el PSOE) que, bajo la coartada de la lucha contra el yihadismo, convierte en delitos de terrorismo la resistencia pasiva a la autoridad policial o hacer piña para impedir un desahucio, además de introducir la cadena perpetua, una medida inconstitucional.
En mi opinión esta ha sido una legislatura fallida donde no se han hecho las reformas que España verdaderamente necesita, lejos de eso se han convertido en leyes las mas rancias ideas neoliberales, algo imposible de implementar, y que la gente no hubiera tolerado, sin el pretexto del imperativo de la crisis.
Mariano Rajoy, sus ministros y otros conspicuos del PP se llenan la boca hablando de una recuperación que los ciudadanos no ven por ninguna parte. Es cierto que han mejorado algunas cifras macroeconómicas, como el crecimiento de nuestra economía, pero eso ha sido a costa de cargar sobre las espaldas de los trabajadores el coste de una crisis que han generado otros, en concreto los empresarios de la construcción, los bancos y los partidos políticos y sindicatos que les han hecho el caldo gordo durante los años de la “fiesta del ladrillo”. Pero, ni siquiera se puede presumir de una buena macroeconomía, porque no solo la microeconomía sigue por los suelos, con millones de españoles en el paro, con una legión de ciudadanos que no pueden pagar la calefacción en este invierno o, aún peor, que no pueden alimentar como es debido a sus hijos, además, algunas cifras macroeconómicas son pésimas, como la Deuda, que este año sobrepasará el 100% del Producto Interior Bruto y que mantendrá hipotecadas a las futuras generaciones. En esta coyuntura, constatar que la mayoría de los españoles han perdido poder adquisitivo mientras que el año pasado han aumentado un 24% los millonarios es obsceno.
Ni se han hecho las reformas necesarias ni se van a hacer en este año electoral, menos aún las que son solo un eufemismo para los recortes, pues no está el horno para bollos y los estados mayores de los partidos son conscientes de que las gente está a un paso de acudir masivamente a las urnas con el cuchillo entre los dientes.
Yo pienso que, además de hacer algunas reformas estructurales vitales, es necesario cumplir y hacer cumplir las leyes y la normativa vigente y eso va desde la Constitución hasta fiscalidad. No es serio un Estado que permite a una comunidad autónoma tomar iniciativas contrarias a su Carta Magna o que no castiga a los que defraudan a la Hacienda Pública o evaden dinero a Suiza y otros paraísos fiscales.
Nos han querido convencer de que la Historia se había terminado y de que solo había unas recetas para lidiar con la economía: que los ricos sean cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas pobres, y que tengan la sartén por el mango, y verdaderamente decidan, las grandes corporaciones y los bancos. Pero, eso no tiene nada que ver con la democracia, como, afortunadamente, nos han recordado los griegos, sus inventores, recientemente.
Hay medidas de ahorro que necesitarían una reforma constitucional, como suprimir el Senado, la mitad de los Ayuntamientos y las Diputaciones, por ejemplo, pero hay otras mucho mas sencillas y mucho mas eficaces para recaudar, como entrar a saco contra la economía sumergida y el fraude fiscal modificando el Código Penal. No es de recibo, por ejemplo, que se puedan defraudar hasta 150.000 euros sin ser delito o que miles de profesionales, como todo el mundo sabe, cobren servicios sin emitir factura con el correspondiente IVA.

Pero, las reformas pendientes, esas que la gente cabal y los ciudadanos honrados quieren, no las van a imponer los que han gobernado este país durante 30 años sin que les preocuparan en absoluto.

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