domingo, 9 de noviembre de 2014

SI HUBO CONSULTA EL 9N

A pesar de que el presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, todos sus ministros, la secretaria general del PP, María Dolores de Cospedal, y los grupos mediáticos afines, se habían hartado de decirnos que el 9 de noviembre no habría consulta en Cataluña, la ha habido. Una consulta dirigida y patrocinada por el Gobierno de la Generalitat, con propaganda pagada con dinero de las arcas pública y con el presidente catalán, Artur Mas, erigiéndose en máximo responsable del desacato a la Ley y a las sentencias del Tribunal Constitucional.
No es la primera vez que Rajoy miente, mintió cuando dio la vuelta a su programa electoral como su fuera un calcetín, no solo subiendo los impuestos, cuando había dicho que los bajaría, también mintió metiendo en el cajón del olvido el proyecto de reforma de la Ley del Aborto, por citar otro ejemplo. Mintió también cuando, para justificar la Reforma Laboral, el mayor ataque a los derechos de los trabajadores que se ha hecho en este país, dijo que gracias a esa medida bajaría substancialmente el paro, pero este aumentó en mas de un millón de personas. Y miente cuando dice que nuestra economía está mejorando y que ya se ve “la luz al final del túnel”, porque el paro sigue en la cota de cinco millones y medio de personas, la Deuda de nuestro país ya es la mas alta del mundo en porcentaje a su PIB y tenemos deflación, señal inequívoca de que el mercado interno no levanta cabeza. No es de extrañar, porque mientras los millonarios han aumentado en España un 24% el año pasado, los trabajadores han visto disminuidos sus ingresos y son ya 14 millones de españoles los que han pasado a engrosar las filas de la pobreza. La lista de embustes y patrañas de este Gobierno es tan larga que no procede pormenorizarla aquí.
El asunto de la consulta catalana es especialmente grave porque, además de mentirnos a todos, el Gobierno de la nación ha perdido la autoridad y el respeto de la gente. No solo eso, al no tomar las medidas necesarias para hacer cumplir las resoluciones del Tribunal Constitucional ha incurrido en un clarísimo delito de prevaricación. Pero, ¿porqué el Gobierno no ha impedido la consulta? Yo no creo que sea por la amenaza de Jordi Pujol de “menear el árbol” sino porque no cuenta con la fuerza necesaria para hacerlo. No solo no dispone de suficientes efectivos en las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado y en las FF AA para aplicar con contundencia la Constitución (ya lo dijo en su día el coronel Amadeo Martínez Inglés), tampoco tendría el apoyo político del PSOE, que en Madrid dice una cosa y en Cataluña exactamente la contraria.
Nuestro país ha entrado en una dinámica muy peligrosa y estaríamos ciegos si no fuéramos conscientes de ello. Hay una gravísima desintegración política, social e institucional. Esta situación tiene para mí algunos puntos en común con la que precedió al golpe de Estado de 1.981, que obligó a Adolfo Suárez a dimitir y que tuvo la carnavalada del 23F como consecuencia indeseada para los golpistas de guante blanco que ya habían logrado su propósito. El rasgo mas similar es que otra vez es posible un golpe de Estado institucional. En aquella ocasión se trataba de enderezar un rumbo político que molestaba a los poderes fácticos interiores y exteriores y ahora de apuntalan el tinglado para intentar que no se caiga a pedazos. La mayoría de los españoles no han sido conscientes de la gravedad que supuso el punto de inflexión democrático de los acontecimientos de 1.981 y me temo que tampoco son conscientes ahora de lo que se avecina: una reforma constitucional para ganar tiempo, pero para perder definitivamente la letra y el espíritu de consenso de la carta magna de 1.978, una reforma constitucional que de satisfacción a los enemigos de España y de los españoles, una reforma constitucional sin consultar al pueblo.

Esa es la grosera propuesta de la misiva de Artur Mas al pusilánime Rajoy.

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