domingo, 22 de noviembre de 2009

"LA CASA DE LOS HORRORES"


Así definió el parlamentario regional de IU, Valledor, a la Consejería de Medio ambiente, Ordenación territorial e Infraestructuras que dirige el inefable Buendía, escudero destacado del presidente Areces. No hemos encontrado otro calificativo mas adecuado para una parcela del poder regional caracterizada por sus fechorías. No vamos a hablar hoy de los PGOU y los tejemanejes de Sogepsa, donde Buendía también "corta bacalao", ni de los túneles del metrotren, donde acabaremos sembrando champiñones, ni de las matanzas de los pocos lobos que nos quedan, ni de la prohibición de pescar anguilas (al borde mismo de la extinción) mientras se permite esquilmar angulas, ni de los planes de instalación de 40 nuevos parques eólicos, con aerogeneradores de 100 metros de altura que destrozarán nuestros montes, etc. Lo mas importante es parar el deterioro progresivo y alarmante del ecosistema asturiano, de nuestro "Paraíso Natural". Areces, Buendía y sus incondicionales llevan tiempo enfrascados en una política de infraestructuras, industrial y energética muy peligrosa para el futuro de Asturias y para la salud de los asturianos. Hace ya tiempo que la multinacional "DuPont" instaló una planta química en el valle de Tamón, pero se ha ocultando a la ciudadanía la alta peligrosidad de los compuestos que se elaboran allí. En Navia, como todos ustedes saben, hay una papelera que, sin control alguno, emite gases que hacen irrespirable el aire en una amplia zona y se nutre de eucaliptos que han proliferado en detrimento de las especies autóctonas. Pero, lo peor, son las emisiones de las centrales térmicas y Arcelor. Hoy, como otros muchos días, depende de la dirección del viento, salgan ustedes a la calle, en Gijón y Avilés, por ejemplo, y respiren hondo, si pueden. No es una sensación subjetiva, estamos respirando una de las mayores concentraciones de polución atmosférica de España, muy por encima del límite que marca la Ley. Pero Areces y los suyos tienen otras prioridades que están en las antípodas de las nuestras. Con la coartada del "futuro de Asturias" pretenden convertir la región en la planta macroenergética del Estado, mientras Zapatero va cerrando las centrales nucleares, que producen el 11% de la energía eléctrica española. La ampliación faraónica del puerto de El Musel no era para establecer "autopistas del mar" y otros cuentos chinos que nos regalan frecuentemente, se trata de, en los terrenos ganados al mar, construir dos nuevos grupos electrotérmicos para quemar el carbón del chiringuito de Villa e importado y el gas que se transformará en la proyectada regasificadora. No nos han dicho cual va a ser el incremento de las emisiones (aunque la alcaldesa Paz ya nos advirtió que "si queremos una ciudad industrial tendremos que tener humos") como tampoco nos han explicado como piensan sortear la ley que exige que no se puede instalar una planta regasificadora a menos de dos kilómetros de lugares habitados (los vecinos de El Muselín, Portuarios-Pescadores y Jove deberían estar alerta). Para sostener todo este tinglado son imprescindibles las proyectadas líneas de alta tensión Sama-Velilla y Soto-Penagos pues Asturias ya es excedentaria en energía eléctrica y lo que pretenden es abastecer a otras regiones. La votación parlamentaria en que el PP e IU proponen la ampliación de parques y zonas protegidas precisamente por donde está proyectado que se instalen las gigantescas torres, supone tirarse a la yugular del entramado político-industrial que capitanean Areces y Villa. No es la primera vez que lo decimos, no vamos a dejar sin respuesta a los que manifiestan que los que estamos contra las intenciones energéticas de los socialistas asturianos no queremos el progreso de Asturias. Convertir el Principado en un desastre medioambiental, para nosotros, no tiene nada que ver ni con el progreso ni con el futuro que tiene que defender la izquierda.

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