Uno no sale de su asombro con las cosas que el PSOE nos regala cada día. El mitin del domingo 22, estilo americano, o la nueva ley de "economía sostenible" que el señor Zapatero quiere sacarse de la manga para, por ejemplo, hacernos pagar una "ecotasa" por consumir electricidad producida en centrales térmicas de carbón que el mismo nos impone. En fin, ya saben que llevamos bastante tiempo escribiendo sobre este asunto. Pero lo mas grave es el acoso al que, tanto desde las filas socialistas como nacionalistas, están sometiendo al Tribunal Constitucional. En efecto, la irresponsabilidad a que nos tienen acostumbrados y el interés partidista llega, en la presión a los jueces que tienen que dictaminar sobre la constitucionalidad o no del Estatuto de Cataluña, a rozar el golpe de Estado. Porque, no nos equivoquemos, la soberanía popular, la democracia, se asienta, en la España de la Constitución de 1.978, en tres poderes, como ustedes saben, Ejecutivo, Legislativo y Judicial, sin que ninguno de los tres pueda subyugar a los demás. Las reiteradas manifestaciones de dirigentes socialistas, y de algunos medios que les son afines, amenazando con la radicalización del independentismo si la sentencia no es la que ellos quieren, o, sin tapujos, las descalificaciones tanto al Tribunal Constitucional como, incluso, personales para alguno de sus miembros, son inadmisibles en un Estado de Derecho. El problema, a nuestro entender, no está tanto en la aparición del término "nación" en vez de "nacionalidad", como recoge la Constitución, el verdadero meollo es que el Estatuto de Cataluña no deja claro, todo lo contrario, el compromiso inequívoco con la unidad inviolable del Estado, de España. Al no ser así, cualquier denominación distinta a la "nacionalidad" no solo atenta contra la letra de la Constitución sino también contra su espíritu. Eso es lo que deben decidir los jueces, si los que se quieren cargar la división de poderes, asesinando a Monstesquieu, les dejan.
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