domingo, 8 de noviembre de 2009

EL PELIGRO DE LA DEUDA


Sin duda alguna, el mayor problema con el que los españoles nos vamos a encontrar en los próximos años es el de la deuda de las administraciones públicas. ¿Se acuerdan ustedes cuando, antes de que estallara la crisis, nos decían que las cuentas del Estado estaban saneadas?, era una gran mentira, pues si bien los presupuestos que se llevan, para su aprobación, al Congreso de los Diputados estaban equilibrados, las cuentas de las comunidades autónomas y de los ayuntamientos ya se encontraban enfangadas en el déficit, ¿o es que estas administraciones no forman parte del conjunto del Estado?. Actualmente también la administración central está endeudada hasta la cejas. Los "Reinos de Taifas" en que se ha convertido el "Estado de las Autonomías" llevaban años despilfarrando el dinero del contribuyente en televisiones autonómicas, obras pintorescas o de relumbrón y, en resumen, infinidad de proyectos no prioritarios, cuando no ridículos, mientras se deterioraban gravemente servicios sociales esenciales como la Sanidad o la Justicia. La economía crecía, gracias al endeudamiento de España, incluido el privado, y a la "burbuja inmobiliaria". Se recaudaba lo suficiente para seguir con una política de nuevos ricos y nadie parecía pensar que eso, un día, se tendría que acabar. Como el quinto jinete del Apocalipsis, llegó la crisis, y todo el mundo, empresas, trabajadores, etc, se tuvo que apretar el cinturón, todo el mundo menos los "Reinos de Taifas" autonómicos, que continúan con la diversión, con la fiesta que pagaremos todos. Tal parece que los políticos regionales que nos gobiernan no son conscientes de la situación en que nos encontramos, camino de los cinco millones de parados. En Asturias, la cifra total de la deuda pública, a falta de una auditoría independiente, es una incógnita, pero, para el tamaño y la capacidad amortizadora de esta región, los números que se aportan ya dan miedo. Es como si una familia con unos ingresos mileuristas debiera millones y, lo que aún sería peor, todavía siguiera endeudándose. Tarde o temprano se recurrirá al aumento de los impuestos (ya verán lo que nos hacen en 2.010) pero, con todo, no será suficiente y, una vez que se vallan los que ahora nos gobiernan, dejarán tras de sí una Asturias empobrecida, hundida en la miseria, con una deuda estratosférica imposible de amortizar. Lo mas grave es que la causa del endeudamiento no solo es la disminución de los ingresos por el derrumbe de la actividad económica, también porque se continúa gastando dinero como si nada hubiera sucedido. Museos, incluido el de la conserva, ordenadores para escolares e incluso la dependencia (ya hemos detectado, como no podía ser de otra forma, mucha picaresca en este servicio social). En la situación crítica en que nos encontramos solo sería admisible recurrir al endeudamiento para la inversión productiva. En este momento es mucho mas progresista, mas de izquierda, apoyar la actividad económica y el mantenimiento de los puestos de trabajo que las subvenciones. Cuando Arcelor anuncia miles de prejubilaciones o el futuro de Juliana pende de un hilo, los gastos que no incidan directamente en la inversión productiva deben quedar en segundo término o, sin más, ser suspendidos. Hay que ser conscientes de que si el paro sigue aumentando y la actividad de las empresas cae al mínimo, será imposible mantener incluso el gasto de los servicios sociales imprescindibles.
La "pseudoizquierda" ha renunciado al papel esencial que la iniciativa pública tiene que asumir en la economía, mas cuando la filosofía "neocon" se ha derrumbado. No son los llamados "Agentes Sociales", que estos días están en "reunión de pastores", los que pueden planificar, establecer el camino del futuro económico, es la convicción en los valores y las ideas que, desde hace mucho tiempo, permanecen en la papelera de reciclaje, contaminados por los virus del clientelismo, el interés partidista o, aún peor, el personal.

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