Antecedentes: A finales de los años 70 y principios de
los 80 ya hubo acalorados debates en España en torno al programa FACA (Futuro
Avión de Combate y Ataque), en aquellas discusiones no solo intervinieron
expertos militares y los Gobiernos de UCD y del PSOE, también hasta militares
de la UMD que habían sido represaliados y estaban en el PCE. Aunque bien
podría, no voy a contar aquí todas las vicisitudes, necesitaría un
libro entero, solo decir que, tras ser descartado, por razones políticas, el
sueco Saab37 Viggen, la discusión de centró entre adquirir los F-16, que
estaban comprando todos los aliados de EE UU (como ahora los F-35) y el F-18,
cuya versión navalizada había adquirido la NAVY. La capacidad para portar
nuevas armas, el radar para ataques a tierra y sus dos motores inclinaron la
balanza, muy sabiamente, por los F-18, decisión que también tomarían Canadá y Australia.
Había un problema, pues ambos aviones eran de procedencia estadounidense y USA
había impedido a España usar sus Sabre y T-33 durante los conflictos de Sidi
Ifni y del Sáhara. Se dijo que eso no volvería a suceder, pero los F-18 que se
recibieron llegaron con el software “capado”, para poder realizar algunas misiones
¿por presiones de Reino Unido? y el problema tuvo que ser solucionado por los
técnicos españoles, no sin poner gravemente en peligro la aviónica de las
aeronaves.
Mi opinión: Yo no compraría más cazas de cuarta
generación y ante la imposibilidad política de comprar aparatos de quinta,
seguramente mejores y más baratos, como pueden ser el ruso Su-57 o el chino
J-20, y que no se sabe si finalmente
Europa tendrá un caza de sexta generación y cuantos decenios se puede demorar
eso, solo se pueden adquirir los estadounidenses F-35, pero, navegando contra
la corriente, como se hizo en el programa FACA, no compraría el F-35A. que es
la versión que están comprando todas las fuerzas aéreas, sino el F-35C, que es
la versión de la NAVY. Las razones son contundentes: mayor capacidad para portar más peso de
armas y combustible, mayor capacidad para aterrizar y despejar en pistas cortas,
mayor maniobrabilidad en combate cerrado y alas plegables y tren de aterrizaje
reforzado (el tren muy frágil es uno de los mayores defectos del F-35A) Si
quisiéramos usar un avión desde tramos de autopista y guardarlo de ataques en
sus túneles necesitaríamos un aparato con esas características. Debemos tener
en cuenta que los aeródromos son extraordinariamente vulnerables a las armas
modernas, como son misiles de largo alcance. También renunciaría a comprar los
F-35B para la Armada, pues, si las prestaciones de las otras dos versiones no son
para tirar cohetes, la de despegue y aterrizaje vertical aún es más
decepcionante y más propensa a accidentes, como ya hemos visto en varios casos.
Eliminaría la rampa al Juan Carlos I, le cambiaría el nombre, de paso, por
Felipe VI y solo portaría helicópteros, de ataque, de transporte y
antisubmarinos. El apoyo aéreo se aportaría desde Canarias, donde tendría que
ir destinado un escuadrón de F-35C, con base en Tierra, pero de la Armada, y
desde la Península. España no tiene intereses estratégicos fuera de nuestras
fronteras y aquí ya tenemos tres magníficos portaaviones, en la Península y en
los archipiélagos de Baleares y Canarias. Habrá gente que diga que no hay que
gastar dinero en armas, serían los primeros en salir corriendo si nos atacaran,
desgraciadamente, no estamos en el mundo de yupi, las personas serias tenemos
que nadar en el mar de la irresponsabilidad para no ahogarnos, el estilo no es
lo más importante. Eso sí, se admiten recomendaciones y consejos para dejar clarito a EE UU, el vendedor, que España, si compra, no admite ni chantajes ni vetos.
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