lunes, 24 de julio de 2023

INCERTIDUMBRE E INESTABILIDAD

 


Así, con estas dos palabras, podemos resumir las consecuencias inmediatas de los resultados de las elecciones generales que se han celebrado es España el domingo 23 de julio. Ni las izquierdas ni las derechas pueden, por si solas, conformar una mayoría suficiente para gobernar y las únicas alternativas posibles, las únicas salidas a este atolladero, son unas nuevas elecciones (que está por ver qué resultados arrojarían) o un acuerdo de las izquierdas con todos los partidos nacionalistas e independentistas, asumiendo unas contrapartidas, unos peajes, que la ciudadanía posiblemente no consentiría, como el indulto para Puigdemont, un referéndum en Cataluña y miles de millones más para financiar las acciones de los que quieren romper España.

¿Qué ha pasado?: Yo creo que la clave de los resultados electorales del domingo ha estado en la participación. Nadie contaba con que, después de unas elecciones autonómicas y municipales hacía poco tiempo y en un domingo a finales de julio, con mucha gente de vacaciones, con puente en tres CC AA y con un calor infernal en muchas zonas de España, la participación alcanzaría nada menos que el 70,4%, más que en las elecciones de 2019, que entonces fue del 69,8%. La izquierda, y muy especialmente los votantes socialistas, se ha movilizado y ha echado por tierra todos los pronósticos de las encuestas, dando casi la razón, por una vez, a Tezanos y a su cocina del CIS. Yo creo que la última semana ha sido clave para movilizar a la izquierda y lo ha sido en gran medida el debate a tres, cuyas consecuencias no se supieron calibrar suficientemente. En efecto, el Pedro Sánchez que vimos en el debate con Abascal y Yolanda Díaz no tuvo nada que ver con el Pedro Sánchez que vimos con Feijóo, es el debate a tres llevaba la lección bien aprendida, sabía lo que tenía que decir de memoria y tenía muy claro lo que no tenía que hacer (un diez para su pléyade de asesores). Ni una sola vez se rio y se mostró preocupado y mostrando más que empatía, cariño, con Yolanda Díaz mientras que ambos se repartieron los papeles para atacar a Abascal y demonizar a Vox, aunque esto último son muy capaces de hacerlo los de la ultraderecha ellos solitos. Si quieres gobernar y ser el vicepresidente del gobierno no puedes ir a un debate electoral sin antes pasar por la sección de tallas grandes de El Corte Inglés para que te vendan un traje y una corbata decentes sin el peligro de que un botón de tu americana nos saque un ojo (parece una chorrada, pero los americanos, que de marketing electoral entienden mucho, saben que no lo es), no puedes ir a un debate electoral a cometer los mismos o parecidos errores que cometió Sánchez pocos días antes (Abascal esbozaba sonrisas cada vez que le espetaban algo), no puedes ir a un debate electoral sin poner el acento en lo que puedes usar como fortalezas (beligerancia contra las leyes de género y trans, contra la inmigración irregular, contra la okupación, contra los acuerdos con los independentistas y los herederos de ETA, contra los oscuros acuerdos de Sánchez con Marruecos, contra el envío de armas a Ucrania, etc) y no contestando a los ataques de los otros contendientes, no puedes, en fin, estar a todas horas metiéndote con “los comunistas” e insultando a una parte del electorado cuando, por ejemplo, un montón de votos de gente que un día votó a Podemos, muchos jóvenes, ya habían votado en las elecciones del 2019 a Vox, como ha pasado en Francia y en otros países. Abascal y su equipo han sido los principales responsables de que las derechas no sumen, eso sí, ayudados por los medios de comunicación, que llevan demonizando a Vox toda la campaña. El miedo a la posible llegada de la ultraderecha al gobierno de España ha sido a su vez la clave de la gran participación y de la movilización de la izquierda, una movilización cuyos mayores exponentes se han dado en Cataluña y en Andalucía, dos de las CC AA que más escaños aportan al Congreso de los Diputados. El PP, con 136 diputados, sube nada menos que 47, así que es el gran triunfador, el PSOE sube dos y salva la pronosticada hecatombe, Sumar pierde siete, y el partido “Barbie” (ahora han pasado del morado al rosa) con otro batacazo, parece que ha arrasado y Vox pierde nada menos que 19 escaños y en el partido de Abascal nadie hace autocrítica, los culpables son todos los demás, o sea, Vox hace como hicieron los de Podemos, pero en versión facha. Atentos.

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