Coincidiendo con el 55
aniversario de la matanza en la aldea vietnamita de My Lay, donde todos sus
habitantes, hombres mujeres y niños, fueron asesinados y todas las mujeres y
niñas violadas por tropas de EE UU (solo hubo un condenado, que fue puesto en libertad a los tres años) y con el 20 aniversario de la invasión de
Irak, donde los impunes mintieron sobre las “armas de destrucción masiva” y lo
hicieron sin mandato del Consejo de Seguridad de la ONU, ello para que el acto sea
aún más ignominioso, la Corte Penal Internacional, convertida en una marioneta de EE UU y la OTAN, ha emitido una orden de
arresto contra el presidente ruso por “crímenes contra la humanidad”, en
concreto por la “deportación” de niños
ucranianos a Rusia. Cuando ha querido la casualidad que uno viva en una
ciudad donde existe un monumento (Playa del Arbeyal, Gijón) en recuerdo de los
“niños de la guerra”, niños españoles que fueron enviados por sus propias
familias, desde el Puerto de El Musel, a Rusia para salvarlos de las bombas y
cuando todos sabemos que esos pequeños fueron tratados por los rusos como si
fueran sus propios hijos, no se puede permanecer callado ante lo que estamos
viendo. Todo el mundo debe saber que hay unos cuantos países, entre ellos los
más grandes y poderosos, que no reconocen la jurisdicción del CPI, como Rusia,
India, China, Israel y, por supuesto, EE UU. No solo eso, EE UU tiene una ley
que permite utilizar la fuerza contra el CPI y sus "medios auxiliares" si alguno
de sus ciudadanos es detenido.
Ni Rusia ni Putin han secuestrado
a miles de niños ucranianos con no se sabe que aviesas o criminales
intenciones, lo que han hecho ha sido enviarlos temporalmente a Rusia para
salvarlos de los peligros de los combates, exactamente lo contrario que otros
han hecho en Vietnam y en todas las guerras que han organizado y hacen también todos
los días sus aliados israelíes con los niños palestinos ¿Entendido? Si esto es
un crimen de guerra que venga Dios y lo vea.
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