Algunos han estado repitiendo
como loros que había que bajar los impuestos, porque el Estado, merced a la
inflación, había recaudado mucho más de lo que estaba previsto en los Presupuestos,
lo que no nos han dicho es que la inflación afecta también al gasto, y como
tenemos déficit presupuestario, es decir, más gastos que ingresos, con la
inflación, el agujero presupuestario no se encoge, se agranda. Así que no solo
no hay dinero para subir las pensiones, tampoco para comprar votos con medidas
estúpidas como “trenes gratis”, cheques para videojuegos (solo para los
mayores de 18 años, es decir, con derecho al voto) o los 200 euros para
alimentos. La bajada del IVA en los alimentos (el PP aún pedía más) ha sido
otra de las ocurrencias que solo servirá para endeudarnos más. En diciembre el
precio de los alimentos ha subido el 15,7% y Yolanda Díaz, que había sido
crítica con la bajada del IVA de los alimentos, ha dicho que “alguien se está
forrando con esto”. Tiene razón la vicepresidenta segunda, era de libro, ya lo
habíamos visto otras veces con otras bajadas del IVA.
Sánchez va a elevar nuestra deuda
pública un 10%, a pesar de multiplicarse el coste de su financiación por más de
30 por la subida de los tipos de interés. Mientras esto sucede, la derecha
solo habla de bajar impuestos, es el “ayusismo”, pero no nos dice en qué hay
que recortar el gasto para que cuadren las cuentas ¿En sanidad, en educación,
en pensiones o en administraciones sobredimensionadas, chiringuitos,
subvenciones injustificadas y en enviar armas a los nazis ucranianos? Es importante
aclararlo antes de las elecciones. Sea como fuere, “los hombres de negro”
acabarán viniendo a poner orden y el gobierno que salga elegido en los próximos
comicios (démosle sentido peyorativo) tendrá que hacer ajustes muy duros; si
gana Sánchez le echará la culpa a Putin y si gana Feijóo le echará la culpa a
Sánchez. Los que sufrirán serán los ciudadanos.
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