martes, 24 de enero de 2023

LA GUERRA DE LA OTAN EN UCRANIA

 


Llevamos 11 meses de guerra (digo llevamos porque la guerra no se circunscribe solo a Ucrania) y nada parece ser como nos habían contado. Nos hemos hartado de escuchar que Rusia no tenía ya tanques ni misiles, que tenía que usar componentes electrónicos de lavadoras para sus cohetes, que el ejército de Kiev había conquistado más de 100 localidades, que Putin tenía un cáncer y estaba a punto de morir, que las sanciones a Rusia la ahogarían, y un larguísimo etc de patrañas y tonterías para engatusar y comprometer a los ciudadanos en una aventura muy peligrosa que cada vez escala más peldaños. El relato de los mentirosos, que lo primero que hicieron fue prohibir los medios de comunicación rusos para que no hubiera otra versión de los hechos, se habría impuesto si no existieran las redes sociales, donde las opiniones y la información circulan sin muchas cortapisas. Así que, si usted hace una encuesta entre su círculo de allegados y pregunta a gente de más edad, cuya mayoría no entra ni en Google ni en Twitter, sobre lo de Ucrania le dirán lo malo que es Putin, pero si la encuesta va bajando el nivel de edad, y es ya con gente con información de más amplio espectro, las opiniones empiezan a ser distintas, independientemente de su ideología política.

Sabemos que esta guerra no empezó a finales de febrero del año pasado, comenzó con el golpe de Estado del Maidán de 2014 patrocinado por la OTAN y financiado por EEUU. Tras situar los límites de la OTAN en las mismas fronteras de Rusia en todo el Este de Europa, en contra de lo prometido, y tras convertir el Mar Báltico en un lago de la OTAN (Suecia y Finlandia, ya entonces colaboraban con la Alianza Atlántica) la última ficha del dominó era Ucrania. Hacerse con la base de Sebastopol en Crimea significaba convertir también el Mar Negro en otro lago de la OTAN. Rusia no podía permitir un navajazo trapero en su bajo vientre. Contemporáneamente a cuando sucedían esas cosas, EE UU completaba el despliegue de su escudo antimisiles en Europa, con instalaciones en Reino Unido, España, Italia, pero también en Rumanía y Polonia, en las mismas fronteras rusas. Algo que, en teoría, permitiría un ataque nuclear por sorpresa sin miedo a la respuesta. También se incrementaron las maniobras de la OTAN en torno a Rusia y muy especialmente en el Mar Negro, donde participaron durante meses varios buques de la Armada Española. Ni un solo buque ruso se vio entonces en el Caribe o cerca de las costas de California. Tras la intervención rusa para recuperar el control sobre Crimea, tierra rusa que había sido cedida administrativamente a Ucrania en el marco de la URSS, y en el prorruso Donbás, se llegó a los acuerdos de Minsk, que fueron un instrumento para engañar a Rusia mientras la OTAN armaba a Ucrania hasta los dientes, como han confirmado recientemente el expresidente francés, Hollande, y la excanciller alemana, Merkel. La OTAN, mucho antes de la intervención militar rusa de finales de febrero del año pasado, ya estaba preparando a Ucrania para la guerra. Como los rusos no son idiotas, sabían que la intención occidental era meter a Ucrania en la OTAN y que luego esta atacara Crimea. La apuesta era fuerte, pero suponían que Rusia no iba a ir por eso a la Tercera Guerra mundial. Afortunadamente eso no llegó a suceder, porque Rusia sí hubiera ido a la TGM.

Después de todo lo que han apostado en el envite, Occidente y la OTAN no se pueden permitir perder la guerra de Ucrania, no porque Rusia iría luego a por Polonia y los países Bálticos (eso no se lo creen ni ellos) sino porque han comprometido demasiado políticamente, militarmente, estratégicamente e incluso algunos personalmente. De ahí que ahora quieren enviar aprisa y corriendo tanques Leopard a Ucrania y si no son suficiente enviarían aviones de combate occidentales (ya enviaron MiG 29 desde Polonia) y no sabemos hasta qué punto estarían dispuestos a escalar. Rusia tiene armas, sin ser necesariamente nucleares tácticas, para arrasar todo lo que envíe la OTAN, y lo saben ¿Entonces? Negociar ahora sería más inteligente que deslizarse por un tobogán muy peligroso ¿No ha conseguido ya EE UU, el que ordena y manda, mucho de lo que quería, como la supeditación total de Europa a sus intereses políticos, económicos, energéticos y estratégicos? Ya hay una gran perdedora en este juego de poder que aún no ha terminado, además de Europa entera, en particular, Alemania.

 

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