Llevamos 11 meses de guerra (digo
llevamos porque la guerra no se circunscribe solo a Ucrania) y nada parece ser
como nos habían contado. Nos hemos hartado de escuchar que Rusia no tenía ya
tanques ni misiles, que tenía que usar componentes electrónicos de lavadoras
para sus cohetes, que el ejército de Kiev había conquistado más de 100
localidades, que Putin tenía un cáncer y estaba a punto de morir, que las
sanciones a Rusia la ahogarían, y un larguísimo etc de patrañas y tonterías
para engatusar y comprometer a los ciudadanos en una aventura muy peligrosa que
cada vez escala más peldaños. El relato de los mentirosos, que lo primero que
hicieron fue prohibir los medios de comunicación rusos para que no hubiera otra
versión de los hechos, se habría impuesto si no existieran las redes sociales,
donde las opiniones y la información circulan sin muchas cortapisas. Así que,
si usted hace una encuesta entre su círculo de allegados y pregunta a gente de más edad, cuya mayoría no entra ni en Google ni en Twitter, sobre lo de Ucrania le
dirán lo malo que es Putin, pero si la encuesta va bajando el nivel de edad, y es ya con gente con información de más amplio espectro, las opiniones empiezan a ser
distintas, independientemente de su ideología política.
Sabemos que esta guerra no empezó
a finales de febrero del año pasado, comenzó con el golpe de Estado del Maidán
de 2014 patrocinado por la OTAN y financiado por EEUU. Tras situar los límites de
la OTAN en las mismas fronteras de Rusia en todo el Este de Europa, en contra
de lo prometido, y tras convertir el Mar Báltico en un lago de la OTAN (Suecia
y Finlandia, ya entonces colaboraban con la Alianza Atlántica) la última ficha
del dominó era Ucrania. Hacerse con la base de Sebastopol en Crimea significaba
convertir también el Mar Negro en otro lago de la OTAN. Rusia no podía permitir
un navajazo trapero en su bajo vientre. Contemporáneamente a cuando sucedían
esas cosas, EE UU completaba el despliegue de su escudo antimisiles en Europa,
con instalaciones en Reino Unido, España, Italia, pero también en Rumanía y
Polonia, en las mismas fronteras rusas. Algo que, en teoría, permitiría un
ataque nuclear por sorpresa sin miedo a la respuesta. También se incrementaron
las maniobras de la OTAN en torno a Rusia y muy especialmente en el Mar Negro,
donde participaron durante meses varios buques de la Armada Española. Ni un
solo buque ruso se vio entonces en el Caribe o cerca de las costas de
California. Tras la intervención rusa para recuperar el control sobre Crimea,
tierra rusa que había sido cedida administrativamente a Ucrania en el marco de
la URSS, y en el prorruso Donbás, se llegó a los acuerdos de Minsk, que fueron
un instrumento para engañar a Rusia mientras la OTAN armaba a Ucrania hasta los
dientes, como han confirmado recientemente el expresidente francés, Hollande, y
la excanciller alemana, Merkel. La OTAN, mucho antes de la intervención militar
rusa de finales de febrero del año pasado, ya estaba preparando a Ucrania para
la guerra. Como los rusos no son idiotas, sabían que la intención occidental
era meter a Ucrania en la OTAN y que luego esta atacara Crimea. La apuesta era
fuerte, pero suponían que Rusia no iba a ir por eso a la Tercera Guerra
mundial. Afortunadamente eso no llegó a suceder, porque Rusia sí hubiera ido a
la TGM.
Después de todo lo que han
apostado en el envite, Occidente y la OTAN no se pueden permitir perder la
guerra de Ucrania, no porque Rusia iría luego a por Polonia y los países
Bálticos (eso no se lo creen ni ellos) sino porque han comprometido demasiado
políticamente, militarmente, estratégicamente e incluso algunos personalmente.
De ahí que ahora quieren enviar aprisa y corriendo tanques Leopard a Ucrania y
si no son suficiente enviarían aviones de combate occidentales (ya enviaron MiG
29 desde Polonia) y no sabemos hasta qué punto estarían dispuestos a escalar.
Rusia tiene armas, sin ser necesariamente nucleares tácticas, para arrasar todo
lo que envíe la OTAN, y lo saben ¿Entonces? Negociar ahora sería más
inteligente que deslizarse por un tobogán muy peligroso ¿No ha conseguido ya EE
UU, el que ordena y manda, mucho de lo que quería, como la supeditación total
de Europa a sus intereses políticos, económicos, energéticos y estratégicos? Ya
hay una gran perdedora en este juego de poder que aún no ha terminado, además
de Europa entera, en particular, Alemania.
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