viernes, 11 de junio de 2021

EL TIMO DEL BITCÓIN

 


Hace relativamente poco tiempo, en octubre de 2008, Satoshi Nakamoto (seudónimo de un grupo de personas desconocido) publicó, a través de Cryptography Mailing List, un artículo científico sobre las criptomonedas y el protocolo sobre la que sería, según ellos, la solución a los problemas del sistema monetario mundial contemporáneo, el Bitcóin. El 3 de enero de 2009 se puso la operación en marcha y entonces el Bitcóin no tenía ningún valor, porque no se cambiaba en ningún “exchanger”, aunque ya el 5 de octubre de 2009 New Liberty Standard, el primer “exchanger” de Bitcóin, estableció un valor de cambio de 0,0007 dólares por unidad Bitcóin, que era entonces el costo de la electricidad necesaria para minar un Bitcóin. Pues bien, cuando escribo estas líneas, y después de grandes oscilaciones durante el tiempo que esta criptomoneda lleva en el mercado, el Bitcóin cotiza a nada menos (se lo voy a poner en euros) que a 30.402,88 euros por unidad. Yo no recuerdo nada, a lo largo de la Historia, que haya subido tanto de precio y lo más llamativo del asunto es que el Bitcóin no está respaldado por ningún valor material, está respaldado por el papel moneda de los Estados con lo que lo compran, que, hoy en día, tampoco vale nada, solo la confianza que le queramos dar. Se trata, pues, de algo muy parecido al timo de la estampita, pero en versión 3.0, aunque nos han querido vender otra cosa. Pero, esta gigantesca estafa piramidal, al contrario de la estafa piramidal que provocó la crisis financiera de 2008, no está patrocinada por los bancos y los Estados a su servicio, sino que unos cuantos tipos inteligentes y con muy pocos escrúpulos se dijeron: Si son los propios Estados los que timan a sus ciudadanos ¿por qué no lo vamos a poder hacer nosotros? Debemos recordar lo que sucedió con aquellas acciones que llamaban tecnológicas, las “puntocom”, que tampoco estaban respaldadas por ningún valor. Se compraban empresas, que solo eran un portal de Internet, por cifras milmillonarias que a los pocos días se vendían por cantidades aún más estratosféricas. La burbuja de las “puntocom” acabó pinchando, como acaban pinchando todas las estafas piramidales, pero les sirvió a algunos para aprender la forma de hacerse inmensamente ricos en muy poco tiempo y de multiplicar mucho sus ya gigantescas fortunas.  Se trata de comprar cosas que no valen nada y de pagar mucho por ellas y luego venderlas al siguiente inversor de la pirámide, otros millonarios e inversores modestos también avariciosos. Usted hace eso todos los días sin darse cuenta, cambiando el valor de su trabajo, que vale mucho, por papel moneda que tampoco vale nada, la diferencia, ya lo hemos dicho, es que con el Bitcóin los timadores son otros. En el caso del Bitcóin mantener el tinglado no se hace a base de comprar políticos y economistas corruptos, tampoco el listo tiene que comprar un bocadillo al que hace de tonto, como en el timo de la estampita, esta criptomoneda necesita una gigantesca red de minado (se ha tomado este nombre por analogía con el minado del oro) que se hace en miles de ordenadores que operan sin cesar. El minado en sí es un gran negocio, pues por cada nuevo bloque se ganan nada menos que 6,25 Bitcoins (ya hemos dicho a cuantos euros se cambia cada Bitcóin). Ese es el bocadillo para el tonto que, como en el tipo de la estampita, es otro listo. Para que usted se dé una idea de la magnitud de lo que estamos hablando apuntaremos que el minado de Bitcóins consumió el año pasado 1,16 teravatios de electricidad, o, lo que es lo mismo, 116.000 gigavatios, un gasto de energía eléctrica mayor que el de Países Bajos ¿Y cómo le queda el cuerpo si le digo que su ordenador posiblemente se esté usando también para minar Bitcóins y encima la electricidad la paga usted? Los listos cada vez son más listos y los millonarios más millonarios a nuestra costa, y eso que nosotros no nos queremos aprovechar de ningún tonto ¿Le hemos quitado la cuña a la base de la pirámide? Veremos.

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