lunes, 7 de junio de 2021

LAS MÁQUINAS YA DECIDEN SI VIVES O MUERES


  Así concluía un artículo que escribí hace cuatro años, cuando ya se habían visto sobre el campo de batalla, en Afganistán y en Siria, drones operados a distancia: "Los robots de guerra tendrán diversas formas y distintos tamaños, según para lo que estén predestinados, y actuarán por tierra, mar y aire. Algunos ya serán completamente autónomos y estarán preprogramados para que tomen una decisión en función del objetivo y de la situación concreta y los mas sofisticados se autoprogramarán para un teatro de operaciones cambiante. Cooperarán entre sí para abastecerse de energía y munición  y para repararse. Serán letales, sin compasión, sin moral, sin ética, sin emociones, sin los inconvenientes de un ente orgánico. Da miedo, pero ya casi están aquí". Pues bien, algunos países han "avanzado" mucho en estas tecnología, por ejemplo, Turquía e Israel, y, por supuesto, las grandes potencias, EE UU, China y Rusia. Alarmadas muchas naciones por lo que se les venía encima, el párrafo 9 de la resolución 1979 de la ONU del año 2011 ya prohibía expresamente la utilización en los campos de batalla de robots completamente autónomos. Aunque en las guerras actuales la ética caballeresca es inexistente, parece más ético que un operador de un dron "Predator" pueda disparar un misil manejando el avión sin piloto desde miles de kilómetros de distancia a que un robot decida por si mismo cuando disparar y a qué personas matar. Sin embargo, como hemos visto muchas veces, las resoluciones de la ONU son violadas sin que eso tenga consecuencias. Turquía ha enviado tropas y utilizado gran cantidad de drones aéreos para ayudar a Azerbaiyán en su reciente guerra contra Armenia, pero el año pasado, en plena ofensiva de las tropas del mariscal Jalifa Hafter (jefe del Ejército Regular Libio (LNA) a las órdenes del otro gobierno en la ciudad de Tobruk, al Este del país) Turquía, en apoyo del gobierno de Trípoli, utilizó por primera vez en la Historia de todos los países del mundo robots de guerra completamente autónomos para atacar a las tropas de Hafter y a las poblaciones que le apoyan. El salto cualitativo en la barbarie es enorme y la desproporción entre el armamento de los países tecnológicamente más desarrollados y los que menos supondrá, no ya, como en Vietnam, que guerrilleros se tengan con enfrentar con fusiles AK-47 a bombarderos estratégicos B-52, sino que hombres se tengan que enfrentar a máquinas. Ese futuro terrible que veíamos en algunas películas ya es presente. Sin embargo, hay otras tecnologías, aparentemente mucho más modestas, de las que no se habla y que a mí me han llamado mucho la atención: me refiero, por ejemplo, los trabajos de la corporación Lockheed Martin ha estado desarrollando durante los últimos años, a petición del Pentágono, para la creación de una bala de fusil autodirigida que pueda hacer blanco en objetivos a una distancia de dos kilómetros, variando su trayectoria hasta 30 veces por segundo para impactar, sin error posible, en personas u objetos designados con láser. La citada bala, aparentemente, no se diferencia mucho de las que utiliza cualquier fusil de francotirador, pero incorpora un sensor óptico (para seguir el láser) y unas pequeñas aletas que se despliegan cuando sale del cañón del arma que la dispara. La bala ya está disponible para ser utilizada en la próxima guerra y podrá ser usada en todo tiempo y en condiciones de escasa visibilidad. Esa y otras municiones se agregarán al arsenal de aviones sin piloto, robots y toda una nueva generación de armamento con un salto tecnológico muy importante conseguido a base de ingentes cantidades de dinero público, que permitirán a algunos países seguir violando la soberanía de otros y matando por el mundo minimizando sus propias bajas, mientras el complejo militar-industrial se queda al margen de la crisis que afecta a tanta gente, obteniendo mas beneficios que nunca.

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