viernes, 25 de junio de 2021

BAILAR AL BORDE DEL ABISMO

 


Ni esta pandemia ni siquiera algo tan grave como el cambio climático van a acabar con la Humanidad ni con la vida en la Tierra, lo que sí puede acabar con la Humanidad y con toda la Biosfera es una guerra nuclear donde estuvieran implicadas las grandes potencias, algo que, en contra de la creencia de la mayoría de la gente, dista mucho de ser imposible. Los aventureros, los provocadores, los países que históricamente han demostrado muy pocos escrúpulos a la hora de realizar acciones militares, en fin, los imperialistas, son capaces de cualquier acción que puede desencadenar una guerra, a veces con la intención inequívoca de provocarla y otras por pura imprudencia. Recordemos el incidente del acorazado “Maine” en la Bahía de la Habana para declarar la guerra a España y arrebatarle Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam. Recordemos el incidente del Golfo de Tonkín para intervenir en Vietnam. Recordemos la patraña de las “armas de destrucción masiva” para intervenir en Irak, etc. A veces las acciones piratas provocan muchos muertos civiles. Hay que recordar también lo que sucedió con el vuelo 007, de Korean Air, que fue derribado por cazas soviéticos el 1 de septiembre de 1983, cuando un avión de pasajeros fue utilizado como pantalla para cubrir las actividades de espionaje de un avión militar, un RC-135, que pretendía obtener información de las bases secretas soviéticas en la isla de Sajalín. El vuelo del “Jumbo” Boeing 747-200, de Korean Air, con 240 pasajeros a bordo y con 29 miembros de la tripulación, había partido de Nueva York y tenía como destino el aeropuerto internacional de Gimpo, en Corea del Sur. El aparato seguía la ruta del Norte (la Tierra es una esfera y la ruta del Norte es más corta que una ruta en línea recta), había hecho escala en Alaska y desde allí se dirigía en vuelo automático hacia Corea del Sur, pero, sin que los pilotos se dieran cuenta, se desvió 500 kilómetros de su ruta. La defensa aérea soviética, que vigilaba las actividades del RC-135 USA, recibió la orden de interceptar un eco radárico que había penetrado el espacio aéreo restringido y que no respondía a las llamadas de advertencia. Pues bien, el pasado miércoles 23 de junio un destructor británico, el HMS Defender, se internó 3 kilómetros en aguas territoriales rusas en el Mar Negro, a menos de 12 millas de la costa y cerca de Crimea. Al hacer el mando del destructor inglés caso omiso a las reiteradas llamadas de advertencia para que cambiara su rumbo, Rusia envió varios buques y varios aviones que hicieron fueron de artillería ante la proa del destructor y arrojaron bombas en su ruta. Los británicos negaron que se hubieran internado en aguas rusas, hasta negaron el incidente, pero, hete aquí que un periodista de la BBC, Jonathan Beale, que viajaba en el destructor, comunicó por teléfono desde el barco que habían violado las aguas jurisdiccionales de Rusia a propósito. El grave incidente se suma a la cadena de provocaciones que la OTAN lleva realizando contra Rusia en el Caúcaso y en el Mar Negro, algunas que desembocaron ya en guerras, como la aventura georgiana en Osetia del Sur y el apoyo de la OTAN al golpe del estado de la Plaza de Maidán que desencadenó todo lo que ha pasado en Ucrania y en Crimea. Los buques rusos no acosan a Reino Unido desde el Canal de la Mancha, ni a los EE UU desde el Mar Caribe, es la OTAN, es la Sexta Flota, y son exactamente los mismos que ya libraron contra Rusia la Guerra de Crimea (1853-1856) los que, muy lejos de sus fronteras, van a meter el dedo en el ojo al oso del Norte con acciones corsarias. Rusia no va a tolerar que nadie ponga en cuestión su soberanía y que nadie robe una parte de su grande territorio (algunos dijeron hace poco que las inmensas riquezas de Siberia no podían ser solo de Rusia) y está dispuesta a todo para defender lo que es suyo. El viceministro ruso de Exteriores, Serguéi Riabkov, advirtió que “de repetirse acciones similares las consecuencias pueden ser muy graves”. Otras autoridades rusas concretaron que si vuelve a suceder un incidente similar dispararán directamente contra la nave intrusa. Un enfrentamiento de la OTAN con Rusia implicaría directamente también a China, y derivaría inequívocamente en un conflicto mundial donde los contendientes utilizarían armamento nuclear sin ninguna duda. Lo de Hiroshima y Nagasaki no fue nada comparado con la destrucción que pueden provocar los armas atómicas actuales (hay miles, mucho más potentes) y Rusia tiene sofisticados vectores (Satán II, Bulava, y misiles hipersónicos con cabezas nucleares) que pueden barrer del mapa medio mundo en pocos minutos. Como aviso para navegantes imprudentes, Rusia comenzará en pocos días maniobras militares en el Mediterráneo cercano al Mar Negro, donde intervendrán también cazas MIG-31K y bombarderos TU-22 M3 desde la base aérea Jmeimin, en Siria, que pueden portar misiles hipersónicos con cabeza nuclear, misiles muy difíciles de interceptar, que vuelan a 10 veces la velocidad del sonido y con los que no cuenta Occidente. Es muy peligroso bailar al borde del abismo.

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