sábado, 1 de octubre de 2016

DIMITIÓ PEDRO SÁNCHEZ

Una vez que Felipe González, el exsecretario general del PSOE y expresidente del Gobierno, ahora lobbysta y multimillonario gracias a las “puertas giratorias”, diera el pistoletazo de salida para el golpe interno llamando públicamente mentiroso a Pedro Sánchez, la conspiración que llevaba bastante tiempo preparándose ha triunfado. En ella, en santa alianza, se han  unido desde la presidenta andaluza, Susana Díaz, cuya ambición parece no tener límites, hasta otros barones regionales también mas interesados en pactar con la derecha que con la izquierda. El PSOE ha perdido el contacto con la realidad social de España, incluso despreciando a sus militantes y votantes, como les ha sucedido y les está sucediendo a otros partidos socialdemócratas a lo largo y ancho de Europa.
Hay unas causas muy claras que han provocado los efectos que estamos viendo: la progresiva derechización del PSOE con la implementación de las mismos ajustes económicos y sociales, la misma política fiscal, la misma política exterior, etc, que la derecha que representa el PP no tuvo coste alguno hasta que no apareció en escena Podemos. EL PSOE era la otra cara de la misma moneda, una moneda que se había acuñado para que todo siguiera igual y continuaran mandando los de siempre. Pero, el paripé se vino abajo con la crisis, con los indignados del 15M y con los que supieron transformar el cabreo de muchos españoles en un movimiento político.

Durante la Transición, e incluso antes, el PSOE había sido financiado con el dinero del SPD alemán y el Partido Laborista de Israel, incluso el Gobierno de la UCD destinó un fondo de reptiles para financiar al PSOE. Se trataba de potenciar y hacer crecer un partido que, aunque había sido fuerte en los años 30 del siglo pasado, a la muerte de Franco lo constituían cuatro amigos sevillanos y poco más. Lo que de verdad daba miedo al poder, exactamente igual que ocurría en Italia con el PCI, era el PCE, una organización potente, disciplinada, ideologizada y que había llevado el peso de la lucha contra la dictadura. En Italia asesinaron al primer ministro democristiano, Aldo Moro, que quería pactar con los comunistas el “compromiso histórico”, pero en España fue suficiente con potenciar al PSOE y así conseguir la minimización del PCE. Por aquellos años se hizo común la expresión “el pesebre” para designar una operación de captación de cuadros comunistas para el PSOE. Se sorprendería mucha gente si supieran la cantidad de antiguos comunistas que se vendieron, no por un plato de lentejas, sino por un buen cargo y un buen lugar en las listas electorales socialistas. La operación “Nueva Izquierda” fue una forma de captar cuadros del PCE de una tacada, pero hubo otras, como saben bien en Perlora. Pero, al PSOE también llegó gente procedente de otros partidos, desde la extrema izquierda, como Bandera Roja o el Movimiento Comunista, hasta de UCD e incluso de AP, el partido de Manuel Fraga. El presidente de Extremadura, Guillermo Fernández Vara, por ejemplo, dio sus primeros pasos en política en Alianza Popular. Todos tenían algo en común, utilizar al PSOE como plataforma de promoción personal y de forma de vida. Tarde o temprano eso tenía que estallar y no ha sido casualidad que fuera precisamente cuando Unidos Podemos ha arrebatado al PSOE la mitad de sus votantes y no cuenta solo con un puñado de diputados, como tenía IU, sino con 71. Una fuerza política importante con un discurso político a ras de suelo y con alternativas de verdadera izquierda ha hecho saltar por los aires las contradicciones que estaban larvadas en el PSOE mientras hubo cargos para todos.
Aún no hemos visto el final de esta película y yo no me atrevo a pronosticar cual será, pero el PSOE va a ser muy difícil que vuelva a ser el partido hegemónico de la izquierda, no tanto por culpa de Unidos Podemos, que también, como por el cóctel explosivo que anida en su interior y porque algunos de los que han mantenido engañada a tanta gente durante tanto tiempo, como Felipe González, han enseñado al fin su verdadera cara.


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