lunes, 11 de abril de 2016

LOS PANAMÁ PAPERS

Si Julian Assange se atrevió a sacar a la luz las vergüenzas de los Gobiernos, y el hombre todavía sigue enclaustrado en la embajada de Ecuador en Londres para salvar su vida, hay otra “garganta profunda” que ha proporcionado al periodista alemán, Bastián Obermayer, una buena parte de las vergüenzas de los ricos, que ya sabemos que también lloran, pero bastante menos que los pobres. Mejor para él o ella que disfrute de su venganza, porque estoy seguro que tras los miles de papeles publicados está ese plato que se saborea mejor frío, pero que se mantenga en el anonimato.
Los papeles de Panamá han puesto en el candelero los paraísos fiscales y a los que llevan mucho tiempo utilizándolos mientras se dan golpes de pecho de patriotas. ¿A qué se dedicaba el bufete de abogados de Mossack Fonseca, de donde volaron los papeles? pues a crear empresas ficticias que luego vendían para que los compradores las pusieran a su nombre y pudieran empezar a operar con ellas. Pero, el bufete de Fonseca es pecata minuta de lo que se trapichea en Panamá, solo un chiringuito del gigantesco entramado para defraudar con sede en el país centroamericano. ¿Se ha fijado usted, por ejemplo, que siendo los EE UU el país mas rico y con mas tráfico marítimo de la Tierra no tiene casi barcos mercantes ? pues es porque navegan bajo pabellón panameño o de Antigua y Barbuda. Los que estos días se echan las manos a la cabeza y dicen, yo no he sido, yo no estaba, y no sé porqué figuraba allí mi nombre, son los mismos que defienden los paraísos fiscales desde su influencia en los Gobiernos y en los consejos de administración de las grandes corporaciones y de los bancos.
Panamá es un paraíso fiscal que basa una buena parte de su economía en la nueva piratería financiera, que también tiene patente de corso. Pero, como cuando Francis Drake atacaba naves españolas y era nombrado caballero por la reina inglesa Isabel I, son los británicos los maestros filibusteros, con su base pirata en la City de Londres y con su primer ministro, Cameron, participando de la fiesta. Desde la metrópoli dirigen el cotarro que tienen repartido por sus colonias, incluida Gibraltar. El éxito de los corsarios a las órdenes de la Corona Británica no fue el que ellos nos cuentan, los ingleses siempre mienten mucho cuando hablan de sus enfrentamientos históricos con España, pues hubo un marino asturiano, que llegaría a ser Gobernador de La Florida, Menéndez de Avilés, que diseñó una estrategia naval novedosa que sería empleada hasta la Segunda Guerra Mundial, los convoyes. Desde que los grandes galeones fuertemente artillados escoltaban a los barcos mercantes los éxitos de los piratas casi se desvanecieron, baste decir que de los 11.000 buques que hicieron la travesía América-España entre los años  1.540 y 1.650 solo 107 fueron presa corsaria.

Los nuevos corsarios financieros, sus jefes y sus compinches, están en su mejor momento, Desde Suiza a Liechtenstein, desde Gibraltar a Panamá, pero también instalados en los Gobiernos que nos dan lecciones de democracia y de justicia social. Hace falta otro valiente, sea de Avilés o de la Conchinchina, que los ponga en su sitio. 

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