viernes, 19 de junio de 2015

EL ERROR DE UNA REMODELACIÓN RIDÍCULA

Se dice que un boxeador esta “grogui” cuando deambula por el ring en estado semiinconsciente, agarrándose al adversario e intentando, en un último esfuerzo, que un gancho a la mandíbula no lo deje k o en la lona. Pues bien, esa es la patética imagen del partido del Gobierno, que, desde que los ciudadanos han podido acudir a las urnas a expresar su opinión, no levanta cabeza. El PP ya recibió un serio aviso en las elecciones europeas, pero no hizo nada para corregir una deriva que era consecuencia de sus actos. En la segunda oportunidad los españoles le han dado un fuerte varapalo, ya que en las autonómicas y municipales, ha perdido mas de dos millones de votos.
El Partido Popular se encontró con una holgada mayoría absoluta en las elecciones generales de noviembre del 2.011, donde obtuvo 10.830.693 votos y 186 diputados, pero, aquella victoria no fue tan arrolladora como aparentaba, porque en las elecciones generales del 2.008 el PP había obtenido 10.278.010 y, con 154 diputados, quedó tras el PSOE que lideraba Zapatero, que obtuvo 11.289.335 y 169 escaños. Es decir, los populares solo ganaron 552.683 votos en 2.011, pero el PSOE perdió 4.700.000 y la abstención pasó del 26,15% en 2.008 al 28,31% en 2.011. Esas fueron las claves, fruto del desastre socialista, de la victoria de Mariano Rajoy y no el carisma del candidato ni el programa, como espero que nadie mantenga.
Zapatero fue una víctima de la crisis y de sí mismo, porque la realidad de la situación en que se encontraba España en el año 2.010 impidió que pudiera seguir despilfarrando dinero y comprando nuestro voto con ocurrencias como los famosos 400 euros del IRPF o los 2.500 euros por nacimiento sin discriminación de renta. Subir la edad de jubilación a los 67 años, congelar las pensiones y bajar un 5% el salario de los funcionarios, como le aconsejó Ángela Merkel, fue la puntilla para el presidente socialista.
Pero, el PP no entendió que una cosa era que los españoles quisieran echar a Zapatero a gorrazos y otra muy distinta que aprobaran las políticas de recortes salariales y sociales de la derecha, porque en eso, en las subidas generalizadas de impuestos y tasas y en el saneamiento de las Cajas de Ahorro con dinero público, para dejarlas, casi gratis, en manos privadas, se resumen las tan cacareadas “reformas”. Al tiempo que el espectro político de España se desviaba hacia el rojo, porque los ciudadanos no comulgaban con las ruedas de molino neoliberales, y porque la gente sufría en sus carnes las alegrías, corruptelas e irresponsabilidades de los políticos, los ricos aumentaban en nuestro país. Desde 2.008 han aumentado los millonarios en España un 40%, el mayor crecimiento de todos los países de la OCDE, mientras los salarios caían en picado y el paro sobrepasaba los cinco millones de personas. La miseria de unos es directamente proporcional a la opulencia de otros. Pero, los millonarios son poco mas de 187.000 y el resto un ejército de indignados inmenso, y votan igual unos que otros, eso es lo bueno de la democracia y lo malo para el PP, como antes lo fue para el PSOE.
Rajoy y los suyos no han hecho un análisis lúcido de los últimos resultados electorales y mientras han dirigido sus críticas a Pedro Sánchez y a Venezuela se han contentado con una remodelación gubernamental ridícula cuyo único objetivo es, como suelen decir ellos, comunicar bien a la gente sus “logros”, sobre todo en la próxima campaña electoral de las generales de finales de año. También resucitan la Reforma de la Ley Electoral para que gobierne la lista mas votada. Están empeñados en trabajar por un frente de izquierda y con iniciativas como esa lo van a lograr. En fin, cada uno es libre de elegir la forma de suicidarse políticamente.

La remodelación del Gobierno sí habría servido de algo si se hubiera puesto a alguien con mas carisma, con mas empatía y que no dijera, o pensara, “que se jodan” cuando sufren los ciudadanos. Un superministro progresista que subiera el Salario Mínimo Interprofesional, hiciera una Contrarreforma Laboral y entrara a saco contra la corrupción, el fraude fiscal y la economía sumergida. Alguien que no perdería votos por la derecha y los cogería en el enorme océano de sufragios que el PP, con sus políticas, sus actitudes y sus comportamientos, ha dejado a su izquierda, un líder que hiciera la revolución controlada y desde dentro antes de que se la hagan desde fuera. No ha sido así, quizá porque no hay mimbres para ese cesto ni ganas de hacerlo. Preparemos, entonces, la extrema unción.

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