Cuando la OTAN atacó militarmente a Libia, forzando un mandato del Consejo de Seguridad de la ONU que solo
autorizaba la exclusión aérea, España también se apuntó a la aventura e IU y
cuatro gatos del grupo mixto se quedaron solos en el Congreso de los Diputados
votando en contra. En concreto, Zapatero y Carme Chacón, que era entonces la ministra de
Defensa, enviaron dos fragatas, un submarino y varios cazabombarderos F-18A.
Mientras la OTAN arrasaba al ejército libio por aire, Arabia Saudí cedía
gentilmente a los terroristas cientos de vehículos 4x4 Toyota, completamente
nuevos, que eran artillados en Egipto con armas compradas a Ucrania por Qatar,
para completar la operación por tierra.
Mientras proliferaban las voces y
las editoriales que apoyaban aquella locura, "para llevar la democracia a Libia",
decían, fuimos unos pocos los que nos manifestamos radicalmente en contra y
avisamos de las consecuencias. Pues bien, la llegada masiva de inmigrantes (en
Libia, que era el segundo país en renta per cápita de África, trabajaban dos
millones de subsaharianos) y ahora estos atentados son las consecuencias de
tanta irresponsabilidad.
Foto: vehículos todoterreno artillados Toyota, con miles de mercenarios yihadistas pagados por los regímenes feudales árabes y apoyados por Occidente, cruzando la frontera, procedentes de Egipto, durante la Guerra de Libia.
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