domingo, 21 de septiembre de 2014

LAS PRIORIDADES DE NUESTRA DEFENSA

Pocos españoles son conocedores de los problemas y dificultades por las que atraviesan nuestras Fuerzas Armadas, incluso hay muchos a los que traen sin cuidado, pero la responsabilidad y el juramento constitucional obligan a otros a estar muy preocupados con este asunto.
Las FF AA españolas llevan años padeciendo problemas presupuestarios (el Presupuesto de Defensa español es el mas pequeño de los países de la UE en proporción a su Producto Nacional Bruto) pero, sobre todo, las políticas de adquisición de materiales, de personal y las prioridades defensivas, solo se pueden calificar de catastróficas. Hemos pasado de ser un país que contaba con mas de 300.000 soldados (cuando el servicio militar era obligatorio) y una industria militar mínimamente aceptable a tener menos de 67.000 efectivos, muchos extranjeros, y una producción industrial armamentística muy disminuida, donde se han cerrado fábricas, otras se han casi regalado a multinacionales foráneas y las restantes trabajan bajo mínimos.
Durante el mandato del presidente Adolfo Suárez, siendo ministro de Defensa el valiente teniente general Gutiérrez Mellado, se dio un gran impulso a la democratización de nuestros ejércitos, pero también a su modernización, optimizando su capacidad operativa, dotándolos de armamento moderno y elaborando un Plan Estratégico adaptado a las necesidades defensivas de nuestro país. El portaaviones “Príncipe de Asturias”, las nuevas fragatas y el Programa FACA (Futuro Avión de Combate y Ataque) fueron programas importantísimos contemporáneos con aquel Gobierno. Particularmente acertada fue la decisión del Gobierno de Suárez (se formó una comisión integrada, entre otros, por pilotos con miles de horas de vuelo) de comprar el cazabombardero norteamericano F-18 A, en lugar del también USA F-16 y de las otras ofertas, el francés Mirage 2000 y el Sueco Saab 37 Viggen, como bien saben nuestros pilotos de combate. El aplazamiento de la compra de nuevos carros de combate (programa Lince) también fue un acierto, pues era mas inteligente potenciar nuestra Armada y nuestro Ejército del Aire que gastar ingente cantidad de dinero en carros de combate sofisticados, de difícil supervivencia en un campo de batalla saturado de misiles (de mucho menor coste), y que ya no tienen cabida en un ejército donde la doctrina no sea la ofensiva a ultranza. La posterior decisión (en 1.994 comenzó el Programa Coraza) de adquirir los carros de combate Leopard dio un giro de 180 grados a lo que se había mantenido.
Merced a políticas erróneas y a servilismos derivados de la incorporación de España a la OTAN, nuestras FF AA se encuentran en una situación operativa calamitosa donde solo entre 10.000 y 15.000 soldados están realmente disponibles. Los programas de armamento se hacen mas en función de misiones en el exterior, en apoyo de los aliados, que de las verdaderas necesidades defensivas de nuestro país. Así, por ejemplo, mientras se invierte en unidades carísimas como el Buque de Proyección Estratégica “Juan Carlos I”, inútil para el combate naval por su alto eco radárico y su poca velocidad y maniobrabilidad, nuestra flota de submarinos (a la espera del nuevo S-80 que construye Navantia y que tiene problemas de sobrepeso) está desmantelada.
Mientras España está indefensa y nuestras FF AA no están capacitadas ni dotadas para cumplir el mandato constitucional (artículo 8, párrafo 1) los escasos recursos se emplean en misiones en el extranjero, en apoyo de políticas imperiales, a veces bajo la coartada de “misiones de ayuda humanitaria”. España ha enviado soldados a participar en las guerras de Kosovo, Irak, Afganistán y Libia y contingentes a Somalia, Congo, Bosnia, etc. Algunas de esas misiones tenían el mandato de la ONU, pero otras, como la de Macedonia, donde España supervisó la entrega de armas a la guerrilla, eran claramente operaciones de intervención de la OTAN. Ahora, cuando por los ajustes presupuestarios y los errores cometidos la situación operativa es mas grave que nunca, con casi todos los programas suspendidos o anulados, el Gobierno de Rajoy va a enviar otros 93 soldados españoles para proteger la base de Herat, en Afganistan, y cuatro aviones Eurofigter (España ha pedido el aplazamiento de la entrega de 15 aviones de este tipo por falta de dinero) y unos 100 militares a los Países Bálticos.

Esperemos que tanta irresponsabilidad no tenga desagradables consecuencias.

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