miércoles, 16 de julio de 2014

EL DETERIORO DE LA ACTIVIDAD LABORAL EN ESPAÑA

Pocas cosas hay mas indignantes que el grave deterioro de la actividad laboral y, en general, de la vida de los trabajadores que se ha producido en España en los últimos años. No solo los Gobiernos, tanto del PSOE como del PP, se han cebado en el proletariado con leyes y medidas que lesionan sus derechos históricos conseguidos con sangre, sudor y lágrimas, también la derecha y la pseudoizquierda hacen la vista gorda con los negreros que explotan a los trabajadores con horarios superiores a lo que dicen los contratos o cuando estos ni siquiera existen. Ni actúa el Gobierno, ni la Fiscalía, ni la Inspección de Trabajo, ni los sindicatos contra los tiranos, tienen otras prioridades.
Volver ahora la vista atrás y recordar que en los años 80 los sindicatos pedían la jornada de 35 horas semanales es como un sueño que se ha convertido en la actual pesadilla, donde muchos trabajadores están obligados a hacer jornadas semanales de 50 y hasta 60 horas si no quieren pasar a engrosar las listas del paro. Si los mártires de Chicago levantaran la cabeza, cuando ellos luchaban por la jornada de 40 horas, no se creerían en que se ha convertido esta sociedad y las relaciones humanas entre las clases sociales.
Algunos analistas achacan el deterioro de las condiciones de trabajo a la crisis económica, pero yo, aunque admito que ha influido y que ha acelerado el proceso, tengo una opinión muy distinta. La automatización y robotización de los procesos productivos y la introducción de las máquinas y de las semillas tratadas genéticamente en la agricultura, junto con la explotación masiva de los recursos marinos y energéticos, la informatización administrativa, etc, ha permitido que las personas que se dedican al sector productivo sean cada vez menos. Debemos ser conscientes que en las sociedades “avanzadas” solo trabaja, como mucho, 1/3 de la población, mientras que el resto son empresarios, accionistas, o forman parte de lo que se ha dado en llamar clases pasivas. Esto ha tenido la consecuencia de una pérdida importante de la influencia de los trabajadores en las decisiones políticas que les afectan y en que las condiciones laborales hayan sufrido un grave retroceso. No debe extrañarnos, por tanto, que la derecha machaque a los trabajadores, es su condición, con leyes como la Reforma Laboral, pero tampoco que la pseudoizquierda socialdemócrata e incluso una buena parte de la izquierda busque mas sus votos entre los pensionistas o los que viven de subsidios o rentas sociales (que son muchos) que entre los que producen bienes o servicios.
La proliferación de ciudadanos que viven sin trabajar ha llegado a tal punto que solo se puede sostener con una mayor explotación del proletariado. Los trabajadores se ven obligados a devengar plusvalías enormes con su actividad laboral para sostener un tinglado mastodóntico, eso, como es lógico, presiona a condiciones de trabajo cada vez peores.
Pero, a pesar del injusto esfuerzo titánico de la minoría productiva, ello no es suficiente, por eso los Estados están inmersos en una Deuda enorme que no para de crecer. Sin embargo, no va a ser la Deuda la que dinamite una sociedad tirana, sino la determinación de los trabajadores de quedarse en casa de brazos cruzados y de que trabajen otros. Ese día el castillo de naipes se vendrá abajo y, por fin, los proletarios impondrán sus condiciones.


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