viernes, 22 de abril de 2011

LIBIA, LA SEGUNDA FASE DE LA GUERRA




Las potencias occidentales no han conseguido doblegar el régimen de Al Gaddafi, a pesar de la operación logística con toda clase de pertrechos para los rebeldes y de los bombardeos aéreos sobre múltiples objetivos de los aviones y misiles de crucero de la OTAN. En un primer momento se pensó que el apoyo aéreo sería suficiente para que los insurrectos se hicieran con el control del país, pero el ejército libio está resultando un hueso duro de roer. Por eso se están dando los primeros pasos para la segunda fase de la guerra, que no es otra que la intervención terrestre. Así se deben interpretar tanto el envío de asesores militares británicos y franceses como de aviones dirigidos General Atomics MQ-1 Predator norteamericanos, que pueden portar dos misiles anticarro AGM-114 Hellfire y varias bombas pero cuya principal misión es el reconocimiento aéreo. Estos aparatos también necesitan una infraestructura terrestre de 55 personas por sistema (cuatro aviones) para su despliegue y operatividad.
Las potencias imperiales se están poniendo nerviosas ante la posibilidad de que Al Gaddafi logre prolongar la guerra unos cuantos meses e incluso años, porque el petróleo está escalando precios por culpa de la debilidad del dólar, merced al estratosférico déficit presupuestario de los EE UU (los especuladores que disponen de otras divisas están comprando grandes cantidades de crudo) y porque Libia ha dejado de introducir en el mercado 1,5 millones de barriles diarios de petróleo ligero, muy apreciado por su bajo índice de azufre y fácil refinado. Por eso no debe descartarse una intervención terrestre a gran escala que puede utilizar Túnez y Egipto como bases y completarse con una operación anfibia desde las naves ya instaladas frente al Golfo de Sirte.
La OTAN, para cubrir sus vergüenzas, necesitó una autorización del Consejo de Seguridad de la ONU para su intromisión, pero ese mandato solo contemplaba la exclusión aérea para proteger a los civiles y ha sido violado sistemáticamente al utilizar la fuerza en apoyo de una de las partes contendientes, una intervención terrestre sería políticamente tan grosera que necesitaría forzosamente una nueva autorización, algo a lo que Rusia y China no parecen estar dispuestas.
Pero no podemos descartar que, incluso sin mandato de la ONU, el imperialismo decida invadir Libia. Si eso ocurre, ya veremos lo que dicen y hacen los partidos políticos representados en nuestro Parlamento, desde el PP, UPyD y los nacionalistas de derechas hasta el PSOE, que utilizó precisamente estos argumentos contra los populares para hacerse con el Gobierno de España. Todos ellos acaban de autorizar que los aviones y naves españolas que participan en la guerra lo hagan durante dos meses mas, aumentando el gasto a 43 millones de euros (el gasto real es de mas de un millón de euros diario).

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