lunes, 11 de abril de 2011

EGIPTO, EL FRACASO DE LA REVOLUCION


Las revoluciones que han estallado en los países árabes tienen causas comunes, la falta de libertades, la corrupción de los regímenes que los gobiernan y, sobre todo, el desempleo de la mayor parte de los jóvenes y la subida espectacular de los alimentos que, en unas economías de primera necesidad, han puesto entre la espada de la represión y la pared del hambre a sus ciudadanos, de ahí su persistencia y radicalización. Pero, además, algunos levantamientos pueden estar siendo manipulados por intereses ajenos, en concreto se sabe que hay potencias occidentales, como Gran Bretaña, que tenían planes para unir a las tribus libias que se oponían a Al Gaddafi e instrumentalizar en su propio beneficio las rebeliones populares. Cada vez está mas claro que, al faltar una clara dirección política, todas estas revueltas están destinadas al fracaso, al menos de momento, eso sí, se maquillará la realidad con cambios estéticos para que todo siga igual. En Egipto, los Hermanos Musulmanes, única organización política de oposición organizada, renunciaron a ponerse al frente de la rebelión para que esta no fuera estigmatizada con la etiqueta del radicalismo islámico y fuera abortada, quizá fue un error de cálculo. El régimen militar que gobierna el país desde el golpe de los oficiales jóvenes dirigidos por Gamal Abdel Nasser (que , en un principio, fue pam-árabe y comprometido con la gente) envió al general Mubarak al retiro en un lujoso balneario, pero nada ha cambiado. Los manifestantes y los ciudadanos en general son una presa fácil para los militares corruptos que son dueños de las empresas del país y se han vendido a las potencias imperialistas occidentales y a Israel. Siguen mandando los mismos y no están dispuestos a que el pueblo les arrebate el poder. Otra vez han vuelto los jóvenes a manifestarse en la plaza Tahrir y otra vez los uniformados han abierto fuego causando mas víctimas, pero ahora el ejército no piensa ceder, con la cabeza de Mubarak tienen bastante, se han dicho. Pero el pan sigue por las nubes y las nuevas generaciones no tienen ninguna salida. Ya verá usted en que queda el apoyo de los Gobiernos occidentales a las revueltas. Era todo mentira. Por eso tiene tanto éxito entre los desesperados del mundo el AK-47, como decía el ministro de Interior sandinista, Tomás Borge, “a veces la democracia sale por el cañón de este fusil”.

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