miércoles, 23 de septiembre de 2009

LA REFORMA DE LA ONU


En 1.919, al acabar la I Guerra Mundial, y a la sombra del Tratado de Versalles, se fundó la Sociedad de Naciones, con el objetivo de evitar futuras guerras como la que, entre 1.914 y 1.918 había asolado Europa. Nada evitó, sin embargo, la guerra civil española que no fue mas que el preámbulo de lo que desencadenaría la invasión alemana de Polonia, el mas cruento drama que ha conocido la humanidad, con mas de 60 millones de muertos e incontables afectados de por vida. El nombre de Naciones Unidas fue ya utilizado por el presidente Franklin D. Roosevelt en Enero de 1.942, en plena II Guerra Mundial, cuando representantes de 26 naciones aprobaron una declaración en virtud de la cual se comprometían a seguir luchando contra las fuerzas de Eje. Pero la ONU, como la organización que conocemos, se fundó oficialmente (habían existido múltiples reuniones y declaraciones anteriores) el 24 de Octubre de 1.945, aunque la carta ya se había firmado el 26 de Junio de ese mismo año por los representantes de 50 países.
No vamos a relatar todos los avatares de la organización, los organismos que la componen, etc, solo decir que hoy la forman 192 países y que su funcionamiento está basado en la Asamblea General (reunión de todos los representantes) y el Consejo de Seguridad que es el que, de verdad, tiene poder ejecutivo, su Secretario General, que solo tiene labores representativas, como todos saben, es el coreano Ban Ki-moon. El Consejo de Seguridad que, en principio, solo tenía cuatro miembros permanentes con derecho de veto (las potencias vencedoras en la II Guerra Mundial) tiene, en la actualidad, cinco, después de la incorporación de China, además de 10 miembros no permanentes que son elegidos por la Asamblea General y que no tienen derecho de veto sobre las resoluciones adoptadas. Es decir, son los EE UU, Francia, Reino Unido, Rusia y China los que, de facto, ostentan el poder en la ONU. La crisis mundial en la que estamos inmersos (se equivocan los que piensan que es solo económica) ya está afectando a los cimientos sobre los que se asienta la ONU. Hay países que, con razón, están cuestionando el poder de los miembros con derecho de veto del Consejo de Seguridad, poder que solo se asienta en una razón, son los únicos que admiten poseer vectores estratégicos para su armamento nuclear. El cambio que está experimentando el mundo es imparable. Naciones como India o Japón son grandes potencias económicas, pero, además, se están incorporando al desarrollo y a la verdadera independencia política multitud de países en América Latina y Asia, incluso, el riesgo será cada vez mayor, hay estados que tendrán muy pronto capacidad nuclear estratégica y otros, como Israel, que con su misil balístico "Jericó III", ya la tienen (Francia y EE UU tienen una grave responsabilidad en este asunto) o Corea del Norte, con el cohete "Taepodong II". El presidente de Irán Mahmud Ahmadineyad ya lo ha dicho sin ambages, "La ONU tiene que ser reformada". En todo este embrollo, nada tranquilizador, España puede jugar un importante papel de moderación y el presidente Zapatero no debería dejar pasar la oportunidad de la presidencia europea para empezar a alzar la voz sobre el asunto. Nuestro país puede convertirse en líder de la reforma si sabe jugar sus cartas diplomáticas y, sobre todo, si somos capaces de sumar a la iniciativa, en primer lugar, a los países hermanos de Iberoamérica. La premisa es muy simple, el poder en el mundo no puede asentarse sobre el terror del armamento atómico, sino sobre las ansias de paz, justicia y libertad de los pueblos. Moratinos, el mejor ministro del Gobierno, tiene un trabajo inconmensurable por delante, si tuviera buen señor.

J. Jesús J. Suárez González

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