viernes, 23 de febrero de 2024

MÁS QUE DOS AÑOS DE GUERRA

 


Nos dirán que se cumplen dos años de la guerra en Ucrania, pero de lo que se cumplen dos años es de la "Operación Militar Especial", como dicen los rusos, porque la guerra en Ucrania no empezó a finales de febrero del año 2022, sino en mayo de 2014, tras el golpe de estado del Maidán auspiciado por la OTAN y financiado por EE UU con 5000 millones de dólares. Tras cerrar filas con los nazis ucranianos y tras imponer todo tipo de sanciones, nos dijeron que Rusia colapsaría, que habría un golpe de Estado contra Putin y que, con la ayuda occidental, Ucrania ganaría la guerra; pero, al contrario, Rusia fue el país de Europa cuya economía más creció en 2023, nadie duda que Putin arrasará en las elecciones presidenciales del próximo marzo y el 27% del territorio ucraniano, el rusoparlante, ya son regiones de la Federación Rusa. Todavía hay gente que, en su delirio, cree que Rusia va a perder esta guerra. La que es solo una guerra más de expansión para Occidente, para Rusia es una guerra por su propia existencia, una guerra que la mayor potencia nuclear de la Tierra no puede perder, en ningún caso ¿Lo tenemos suficientemente claro?

El enfrentamiento y la deriva de los acontecimientos ha cavado una fosa entre Occidente y Oriente que será muy difícil de tapar en el futuro. En los países occidentales (aunque nos cuenten que si Rusia gana en Ucrania luego vendrá a invadirnos a los demás) la gente piensa que el presidente ruso no tiene ninguna intención de atacar a ningún país de la OTAN, y que Putin es un tipo de palabra, pero ya ningún ruso se fía de Occidente, de la OTAN y de la mano que mece la cuna, EE UU. A esta gente se le ha acabado completamente el crédito en Oriente. Engañaron a Rusia haciéndola creer que, tras la desintegración de la URSS, seria un socio más, engañaron a Rusia con la expansión de la OTAN, engañaron a Rusia con el Euromaidán y engañaron a Rusia prometiéndole que si retiraba sus tropas de las inmediaciones de Kiev volverían a la mesa de negociaciones y a los acuerdos de Minsk. El indio Jerónimo se dio cuenta demasiado tarde de que "el Gran Padre Blanco" hablaba con "lengua de serpiente", pero los rusos no habían llegado hasta su último extremo.

Tras el fracaso de la contraofensiva ucraniana y los últimos éxitos de las fuerzas rusas sobre el campo de batalla, los que, en vez de volver a las negociaciones y al mundo cabal, pretenden escalar más el conflicto, con más sanciones, con groseros insultos y entregando armas de largo alcance, capaces de llegar a Moscú, bajo la promesa de Zelenski y sus secuaces de que no harán tan cosa, cada vez nos asomamos más al abismo. Cuando uno se acostumbra a bailar al borde del abismo ¡zas! es cuando acaba cayendo en él. En el transcurso del enfrentamiento con Rusia, han pasado cosas en EE UU y en la UE, algunas directamente relacionadas con la guerra y otras que trabajan en la dirección de echar más leña al fuego de la guerra. Alemania, ha entrado en recesión y sufre una grave crisis industrial derivada de tener que pagar la energía mucha más cara y no no ser capaz ya de competir tecnológicamente con China. El ejemplo de los vehículos eléctricos es paradigmático: decenas de miles de coches eléctricos tienen almacenados los fabricantes alemanes sin esperanza de encontrar comprador. Mientras eso sucede, los fabricantes de armas, especialmente los fabricantes de armas alemanes y estadounidenses, están teniendo más beneficios que nunca y su cartera de pedidos no para de aumentar exponencialmente, mientras los políticos europeos esgrimen el espantajo de Putin ante sus ciudadanos.

En Alemania se han olvidado de lo que les pasó en la Segunda Guerra Mundial tras la ocurrencia de Hitler de invadir Rusia para apropiársela al tiempo que exterminaba a sus habitantes, pero también se han olvidado de quién aupó a Hitler y sus nazis al poder, que no fueron otros que los grandes empresarios alemanes, del armamento, del acero, y de todo lo relacionado con la carrera de armamentos y con la guerra. Son exactamente las mismas corporaciones, los mismos fabricantes de armas alemanes que apoyaron a Hitler para llegar al poder (que huyeron hacia las tropas occidentales cuando llegaban los rusos) los que ahora trabajan, en el mismo interés, por la guerra: Rheinmetall, Krupp, ThyssenKrupp, Henschel, Krauss-Maffei-Wegman, Messerschmitt-Mölkow-Blohm y un larguísimo etc. El entramado político-militar-industrial y sus intereses cruzados no son exclusivos de EE UU (las fábricas de armas en Rusia con públicas) también mediatizan la política de Alemania y sus tentáculos se extienden por toda Europa, también en España. Así que la guerra en Ucrania seguirá hasta el "último ucraniano", mientras el gobierno alemán ordena al BCE que ponga a la máquina de hacer billetes a trabajar a destajo, necesitan cientos de miles de millones para compran armas y satisfacer a sus patronos. Irán a parar a la deuda hasta que explote la burbuja que, obviamente, pagarán los ciudadanos. Soy un optimista, estoy apuntando hacia el mejor de los supuestos.

 

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