lunes, 3 de abril de 2023

AHORA FINLANDIA

 


Ya dicen que Zelenski es más gafe que la Pantoja, todos los que le dan la mano caen o están a punto de hacerlo: cayó el primer ministro británico, Boris Johnson, cayó el primer ministro italiano, Mario Draghi, cayo la primera ministra sueca, Magdalena Andersson, y ahora le tocó el turno a la primera ministra de Finlandia, Sanna Marin. A esta última la recordará mucha gente, más que por sus fechorías políticas, por las fiestas lésbicas que organizaba en su residencia oficial, la que pagaban los finlandeses. Me hace mucha gracia ahora recordar como algunos la defendieron. Otros están en la cuerda floja, como el presidente francés y su gobierno, con la Galia en pie de guerra y con su popularidad por los suelos, sin olvidarnos del tripartito “progresista” alemán que caerá (podemos abrir apuestas) en cuanto haya elecciones en Germania. Quizá haya gente que dude que la causa de la caída de esos gobiernos esté relacionada con la guerra de Ucrania y con la supeditación de esos ejecutivos a los intereses económicos y estratégicos de EE UU, pasando por encima de los intereses de sus propios países ¿Habrá influido la pandemia, la coyuntura económica internacional, esa inflación de la que le echan la culpa a Putin? Por supuesto que todo eso ha influido, pero es que, cachis en diez, en Hungría también ha habido elecciones, también todo eso ha influido, y Viktor Orbán ha arrasado, precisamente con unas políticas con respecto a Ucrania y a Rusia completamente opuestas a todos los que han caído en desgracia. Los casos de Suecia y Finlandia son singulares porque, además de las sanciones a Rusia y de enviar armas a Ucrania, han perdido su neutralidad en el altar de la OTAN. Finlandia, que comparte 1.400 kms de frontera con Rusia, no había tenido ningún problema desde el final de la Segunda Guerra Mundial con su poderoso vecino y Rusia la proveía de electricidad, gas y petróleo a precio de amigos. Todo eso se terminó y ahora, además de que los finlandeses tienen que aflojar el bolsillo, hay unos cuantos misiles nucleares rusos apuntando a sus cabezas. Maravilloso. Por encima de las mayorías parlamentarias, los pueblos tienen su propia opinión y en cuanto pueden la expresan. A los finlandeses no les han gustado las fiestas de su primera ministra, pero les ha gustado mucho menos todo lo demás y por eso han enviado a Sanna Marin a su casa y al partido socialdemócrata al ostracismo, pues ha quedado por detrás de la derecha e incluso de la extrema derecha. Todo un éxito. No está muy claro que la venganza sea un plato que se toma frío, lo que está claro es que en las urnas la gente puede vengarse y frecuentemente se venga de los políticos, como estamos viendo en varios países de Europa.

El mundo está cambiando, está cambiando muy rápidamente, y a los que no sepan adaptarse al cambio les va a pasar lo mismo que les pasó a los dinosaurios hace casi 66 millones de años. Si nos hubieran dicho hace poco tiempo que Arabia Saudí iba a hacer las paces con Irán y a invitar a su presidente a visitad Riad no nos lo habríamos creído, si nos hubieran dicho hace poco tiempo que muchos países iban a sustituir el dólar por el yuan en sus transacciones comerciales internacionales tampoco; tenemos que frotarnos los ojos para ver lo que está pasando en África, donde han echado a los franceses y estadounidenses para meter a los rusos y a los chinos. Entre los cambios profundos a los que asistimos está la información, mucha gente ya se informa más en las redes sociales que en los medios clásicos. No es que en las redes sociales haya menos patrañas que en los medios de información tradicionales, es que al menos son más variadas y siempre hay un resquicio para lo que otros no quieren o no les dejan contar. Mentir a la gente y que no se entere es cada vez más difícil en el mundo de las redes. Puedes decir que has logrado bajar el precio del gas gracias a la “excepción ibérica”, todo ello a pesar de que la fechoría del Sáhara nos ha pasado factura con Argelia, pero luego los ciudadanos se enteran (siéntese usted para escucharlo) que España, en medio de las sanciones a Rusia y de “lo malo que es Putin”, ha batido sus marcas de importación de gas licuado ruso desde enero y el relato se te cae a pedazos. ¡Cuidado! con la venganza de la gente, no les pase a algunos como a otros/as que también le han dado la mano al gafe de Kiev.

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