miércoles, 27 de mayo de 2020

MARLASKA Y EL GOLPE DE ESTADO


España es un país donde hay muchos golpistas, si alguien piensa que porque llevemos 40 años de democracia los golpistas han desaparecido está completamente equivocado. Todos recordamos el golpe de Estado de 1981, el de verdad, el que triunfó, es menos conocido, y la “tejerada” ha sido lo que ha quedado para la Historia. Los conspiradores del “Búnker”, que siguen ahí, preparaban años después otra asonada, esta vez contra la monarquía, una monarquía que había dado un desenlace al golpe de 1981 que no les satisfacía del todo, pero este segundo golpe de Estado no llegó a fraguar porque todo el mundo, incluida toda la izquierda, cerraron filas con la Corona. Han pasado los años y muchos pensaban que otro intento de golpe de Estado no sería posible, pero también se equivocaban. A mí me llamó mucho la atención que cuando el líder de Vox, Abascal, llamó públicamente, y lo repitió desde la tribuna del Congreso de los Diputados, a hacer un Gobierno de “salvación nacional”, al margen de las urnas y del Parlamento, nadie pusiera el grito en el cielo, ni desde editoriales de los periódicos ni desde el propio Congreso de los Diputados, porque eso era un llamamiento a un golpe de Estado en toda regla. Al contrario, irresponsablemente, el principal partido de la oposición, el PP, se apuntó a las tesis y a algunas, menos mal que solo a algunas, de las maniobras golpistas de la ultraderecha. Todos sabemos ya en este país que este Gobierno no gusta a mucha gente, no gusta, digámoslo claro, simplemente porque en él hay ministros de UP y todo el mundo es consciente de que Pablo Iglesias y los suyos no han ido al Consejo de Ministros para hacer desde allí políticas de derechas. Para evitar que fuera posible este Gobierno importantes conspicuos del PSOE, dirigidos por Felipe González, dieron un golpe contra su propio secretario general, el secretario general que había sido elegido por primera vez directamente por la militancia socialista. Pero, el golpe no les salió bien y la militancia volvió a elegir a Pedro Sánchez como líder de su partido. Ahora, con el Gobierno ya constituido y en funcionamiento estamos hablando de otra cosa, no se trata de un golpe interno en el PSOE se trata de un golpe contra el Gobierno, de un golpe de Estado. La ultraderecha ha manejado groseramente la pandemia del coronavirus contra el Gobierno, pero, de verdad ¿hay alguien, en su sano juicio, que piense que no hubieran manejado cualquier otra cosa para intentar acabar, por cualquier medio, con el Gobierno “socialcomunista”? Pues bien, la instrumentalización de la Justicia es una de las formas como se dan los golpes de Estado institucionales. Los que siempre hemos defendido la independencia de los tres poderes y hemos sido inmisericordes con los que en su día quisieron asesinar a Montesquieu, también lo vamos a ser en sentido inverso.  Por eso cuando algunos irresponsables quisieron eliminar los aforamientos nos manifestamos en contra de quitarlos todos. En España hay miles de personas que, por su trabajo, tienen la condición de aforados, por ejemplo, los miembros de las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado, también hay unos 17.600 aforados entre políticos, jueces, fiscales, miembros del Tribunal de Cuentas, el Consejo de Estado o los Defensores del Pueblo. Importantísimo es el aforamiento de los jueces, de los diputados y de los miembros del Gobierno, porque eso garantiza en buena medida la independencia en el desempeño de sus funciones de los tres poderes. Marlaska sabe muy bien de que estamos hablando, porque antes de ser ministro de Interior era juez. Utilizar posibles errores del Gobierno para iniciar procesos que no van a tener ningún recorrido jurídico, ningún suplicatorio podría salir adelante, no se va a hacer en ningún país de Europa, en ninguno de los países que decretaron el Estado de Alerta y el confinamiento de la población después que España y donde incluso se celebraron multitudinarios partidos de futbol y hasta elecciones, porque en ninguno de esos países alguien piensa en cargarse al Gobierno de ninguna otra manera que no sea en las urnas. España es diferente y todas las instituciones, digo bien, todas, deben tener mucho cuidado con jugar al golpispo y con hacer el juego a los golpistas.

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