domingo, 5 de abril de 2020

¿UNOS SEGUNDOS PACTOS DE LA MONCLOA?


El sábado 4 de abril el presidente del Gobierno de España, Pedro Sánchez, anunció que, dada la evolución de la pandemia, el Gobierno iba a decretar otros 15 días más del Estado de Emergencia, es decir, un total de 45 días, de momento, que se alargarían hasta el 26 de abril. Como todo el mundo sabe, estos nuevos 15 días, como los 15 días anteriores (no los primeros 15 días) tienen que ser autorizados por el Congreso de los Diputados. Aprovechó el presidente este anuncio para pronunciar un discurso, muy bien estructurado (estas cosas se le dan muy bien a Iván Redondo, su asesor) pero excesivamente largo, como viene siendo habitual últimamente. El tedio es a veces consustancial con los discursos largos y si caes en él puedes dejar de prestar la debida atención a asuntos muy importantes que se digan en ellos. No es el caso. Dos asuntos, entre el mar de arengas y llamadas a la responsabilidad, me llamaron poderosamente la atención: uno fue cuando el presidente se refirió a la Deuda, cuando dijo, sin cortarse un pelo, que vamos a tener que recurrir a endeudarnos hasta las cejas para sacar este país adelante y que esa Deuda la pagarán nuestros hijos y nuestros nietos. Bien, no está mal que se digan las verdades que hasta ahora no se decían, porque eso es, exactamente, lo que pasa con la Deuda actual, una parte de su amortización ya la estamos pagando nosotros ahora, pero otra parte importante, hasta su total liquidación (es un decir, claro) la pagarán nuestros hijos y nuestros nietos, que no nos traen un pan bajo el brazo, pero que les ponemos nosotros, bien asido a su mano, un caldero lleno de piedras. El otro asunto importante con el que yo me quedé fue el llamamiento que hizo Pedro Sánchez a unos segundos Pactos de la Moncloa. El presidente nos dijo para qué serían esos pactos, para volver a levantar el país, pero no entró en pormenores, y a veces los pormenores son lo verdaderamente importante. El asunto del endeudamiento se contradice con las palabras que Sánchez pronunció en el mismo discurso respecto a los llamados “coronabonos” o “eurobonos” (a los que dijo no renunciar) que no serían una línea de crédito como las que la UE ya tiene abiertas para los Estados y para los bancos. No nos aclaró el presidente si España recurriría a esas líneas de crédito si finalmente no hay “coronabonos” o si se recurriría igualmente y este no es un tema baladí. Cojamos ahora una máquina del tiempo y viajemos a la España del otoño de 1977, es decir, hace nada menos que 43 años, que fue cuando se firmaron los Pactos de la Moncloa. Estamos hablando de un país que hacía dos años que había salido de una dictadura, un país que necesitaba una reconversión industrial, un país con una inflación del 26,39%, un país azotado por la crisis del petróleo, y un país donde muchos derechos y libertades que ahora nos parecen normales aún no existían. Algunos detalles importantes de aquellos pactos, en realidad unos pactos de estabilidad donde los trabajadores pondrían la mayor parte con una merma importante de sus salarios, conviene recordarlos: los salarios crecerían por debajo de la inflación y a cambio habría mayores libertades políticas y sindicales y se despenalizaría el adulterio, el amancebamiento y los anticonceptivos. Es obvio que aquella España no se parece en nada a esta. Se le podría dar el mismo nombre a unos acuerdos de las fuerzas políticas y los agentes sociales, pero también se le podría dar cualquier otro. Sin embargo, llamar a un nuevo trágala para los trabajadores "Los Segundos Pactos de La Moncloa" sería una buena coartada y suena bien. Atentos.

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