martes, 5 de noviembre de 2019

¿QUIÉN GANÓ EL DEBATE?


A mí no me gusta el formato de estos debates, unos debates amañados entre los candidatos hasta en el más mínimo detalle, donde tienen pactados los tiempos, los temas a tratar, absolutamente todo. Me gustaría más que varios periodistas, e incluso gente de la calle seleccionada por sorteo, hicieran las preguntas que consideraran convenientes y pudieran repreguntar, entonces no serviría de nada no querer contestar a las preguntas ni esconderse tras los papeles y los mantras que los candidatos llevan preparados para repetirlos como loros. Pero en fin, una vez dicho esto yo creo, y lo mismo está diciendo casi todo el mundo, hubo dos vencedores claros, por este orden, Pablo Iglesias y Santiago Abascal; desde las antípodas políticas estuvieron más convincentes y se desenvolvieron  mejor. Iglesias ha vuelto a ganar este debate como ganó en abril los dos debates de entonces, el líder de UP se desenvuelve muy bien ante las cámaras y en los debates a cara de perro, sea en la televisión o en el Parlamento. Me sorprendió que no solo no atacó al PSOE, incluso volvió a sacar de apuros a Pedro Sánchez, sin duda una actitud inteligente, pues el objetivo de Iglesias era recuperar los votos que en las pasadas elecciones se fueron al PSOE. Santiago Abascal, que empezó nervioso, fue a más, y terminó sorprendiendo haciendo el mismo discurso de la ultraderecha europea, algo que nada tiene  que ver ni con el programa de Vox ni con la verdadera condición de ese partido, que en realidad es ultraliberal, pero que, inteligentemente, Abascal sabe que es lo que le puede dar votos de nichos poco ideologizados, como el de los jóvenes. Abascal sacó a relucir “el componente social” que Julio Anguita dice que le falta a Vox, el componente social que sí tienen los partidos neofascistas europeos, pero no dijo nada de bajar los impuestos a los ricos y de que los trabajadores paguen la mitad de sus cotizaciones a los bancos, cosas que van en su programa. D. Santiago quiso hacer una incursión atacando a  Pablo Iglesias, pero este le tapó la boca cuando le contestó que la hija de Ernest Lluch, histórico dirigente del PSC y ministro del PSOE asesinado por ETA en noviembre del 2.000, es candidata al Senado por En Comú Podem. Casado mantuvo una línea media y salió bastante airoso del debate. El candidato del PP fue muy claro y contundente al decir que ni por activa ni por pasiva va a apoyar un Gobierno de Pedro Sánchez, que, ¡ojo! no es lo mismo que decir que no apoyaría un Gobierno del PSOE sin Sánchez. Echó en cara a Sánchez que pidiera la abstención al PP y a Ciudadanos para evitar ir a unas nuevas elecciones cuando el presidente en funciones es conocido como el del “no, es no”, es decir, cuando Sánchez dimitió de su cargo, e incluso abandonó su escaño en el Congreso de los Diputados, para no hacer lo que exige que hagan los demás. Rivera estuvo mal, nervioso, desdibujado, se ve que las encuestas que arrojan unos malos resultados para Ciudadanos le han hecho mella. Sacar rollos de papel, fotos y hasta un adoquín ni dan altura al debate ni dan una imagen de estadista del que utiliza esas artimañas como argumentos. Incluso Abascal tenía preparado algo similar para contestar a Rivera cuando este, desesperado, quiso atacar al líder de Vox. Para mí, con diferencia, el peor fue Pedo Sánchez. Todo el mundo sabe que el líder socialista no se encuentra cómodo en este formato y que pierde los papeles cuando le interpelan con preguntas que se salen de su guion. Sánchez no contestó a las preguntas que le hicieron Casado ¿va a volver a pactar usted con los independentistas? o Iglesias ¿va a pactar con la derecha? Cabizbajo, leyendo continuamente las chuletas que le preparó Iván Redondo, sin mirar a los ojos a los teleespectadores y a sus contrincantes, con un discurso que seguramente no convenció ni siquiera a muchos socialistas y con un lenguaje no verbal tan desastroso como el verbal. Yo no creo que este debate haya sido decisivo para las elecciones, pero sí importante para la correlación de fuerzas, tanto en el bloque de la derecha como de la izquierda. Veremos.

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