viernes, 22 de noviembre de 2019

¿CORDÓN SANITARIO A VOX?


Todavía no sabemos si tendremos finalmente Gobierno, qué Gobierno tendremos, si lo tenemos, o si vamos a ir a otras elecciones, lo que sí sabemos son los resultados de los últimos comicios y que la ultraderecha ha obtenido nada menos que 52 diputados. Seguramente el fracaso de las previsiones electorales que tenía el PSOE y, en general, la pérdida de escaños de las izquierdas, ha puesto nerviosa a mucha gente y ha precipitado un acuerdo en muy pocas horas, un acuerdo que no se pudo firmar hace meses, cuando la situación política y parlamentaria de los que ahora han escenificado su rúbrica era bastante mejor. Yo creo que el “logro” de Vox de más que duplicar sus escaños ha tenido mucho que ver en que el acuerdo entre el PSOE y UP se cerrara a toda prisa. Entrecomillo lo del “logro” porque estoy completamente convencido de que la ultraderecha no crece tanto debido a su buen hacer como al mal hacer de las izquierdas, sea en España, sea en Europa. Se está hablando ya de poner un “cordón sanitario” a la extrema derecha, pero están pensando qué eufemismo poner a eso que no sea este. El “cordón sanitario”, o llámenlo como quieran, puede incluir que la tercera fuerza política del país no tenga representación en la mesa del Congreso de los Diputados, aunque esta vez va a ser muy difícil meter a 52 diputados en el “gallinero” del Parlamento. Si algunos piensan que obviando las cuestiones y escondiendo los asuntos, cual avestruz, se van a solucionar los problemas, como el del ascenso de la ultraderecha, lo llevan claro. Estamos empezando a escuchar de forma repetitiva un nuevo relato (para convencer a la gente siempre hay que establecer una narración, una crónica o un cuento) este relato dice que había un consenso social en torno a algunas cuestiones y que la ultraderecha quiere romper ese consenso social, al que los de Vox califican de discurso “progre”, un discurso que también han acabado haciendo suyo  otras fuerzas políticas  de la derecha. Si verdaderamente hubiera un consenso social en torno a algunas cuestiones sobradamente conocidas no tendríamos de qué preocuparnos, si eso fuera así la ultraderecha no tendría ninguna posibilidad de medrar, el problema es si en realidad no hay ese consenso social, solo un consenso entre las élites de los partidos políticos. Es decir, la lucha entre la ultraderecha y los que la quieren aislar no es tanto una lucha política (yo no he visto que ataquen a Vox por sus propuestas económicas, por ejemplo) como una lucha cultural. Hace muy poco tiempo Pablo Iglesias, con razón, pedía respeto de forma reiterada para los cerca de cuatro millones de votantes de UP, que ahora, por cierto, ya son unos cientos de miles menos, pero ese respeto que pedía no parece que sea extensible a otras fuerzas políticas como Vox, al que han votado en las últimas elecciones 3.640.063 españoles ¿Son todos los que han votado a Vox “fachas”? yo tengo mis dudas ¿Por qué Vox ha ganado en Murcia? ¿son la mayoría de murcianos gentes de mal vivir y/o ultraderechistas? yo no lo creo. Algo se está haciendo mal, y por eso crece la ultraderecha, pero atreverse a decir qué, después de años tejiendo el actual relato, cuesta mucho trabajo, es más fácil intentar aislar a la ultraderecha, incluso utilizando métodos antidemocráticos, no solo para impedir que estén en la mesa del Congreso de los Diputados, también boicoteando sus actos y sus mítines. Estas prácticas se quieren importar de Italia donde al aquelarre de fuerzas políticas que Gobierna aquel país no se le ha ocurrido otra cosa que crear un movimiento al que llaman “los sardinas”, se trata de alborotadores para reventar los mítines de Salvini, porque, por mucho que lo intenten evitar, las elecciones llegarán en Italia. A la ultraderecha se la combate con argumentos, no con “cordones sanitarios” ni con escraches, el problema es si no tenemos argumentos o nuestros argumentos no son consistentes y hacen agua por todas partes, si es así, estamos perdidos.

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