A pocas semanas para las
elecciones generales, unas elecciones que, a la vista de los retos que tiene
planteados nuestro país, van a ser las más importantes que se han celebrado en
España desde la Transición Democrática y que van a influir poderosamente en las
elecciones municipales, autonómicas y europeas que vienen a continuación, los
periódicos ya están empezando a publicar encuestas de intención de voto,
encuestas que han fallado más que una escopeta de feria en los comicios de Andalucía,
por ejemplo, pero que son, sin duda, una buena referencia para ir viendo por
dónde van los tiros. Las encuestas que estamos viendo no coinciden en los
resultados que se obtendrían y algunas varían en función de la línea editorial
del medio que las publica, pero todas sentencian que el PSOE, lejos de la
mayoría absoluta, ganaría las elecciones, una gran fragmentación del voto y en
la irrupción de la ultraderecha, con un grupo parlamentario potente, en el
Congreso de los Diputados. Tengamos presente que en España no gobierna quien gana las
elecciones y que aquí no te dan por eso unos cuantos diputados de regalo para
que tengas mayoría, aquí gobierna el que logra investir un presidente del
Gobierno, que lo eligen los diputados, no los electores directamente, y una
mayoría parlamentaria. Es decir, que nadie piense que el PSOE va a gobernar si
no logra investir a Sánchez como presidente del Gobierno y si no logra un pacto
de legislatura lo suficientemente estable como para poder sacar iniciativas y
leyes adelante en el Parlamento. Recordemos que cuando Pedro Sánchez ganó la
moción de censura fue tildado de “okupa” por los partidos de la derecha que,
soslayando nuestra Constitución, se hartaron de decir que debía gobernar el
partido más votado, pero eso era una tontería para los incondicionales y para los
imbéciles, de hecho las derechas, o eso que algunos han denominado el “Trifachito”,
desde que PP y Ciudadanos se metieron en la cama con la ultraderecha, gobiernan
en Andalucía donde el PP, a quien pertenece el presidente andaluz, no solo no
ganó las elecciones, perdió siete diputados y 300.000 votos. Pues exactamente
eso mismo harían tras las elecciones generales las derechas y la ultraderecha si
lograran sumar una mayoría ¿o hay algún ingenuo que tenga alguna duda y que
piense que, siendo coherentes con lo que manifestaron tras la moción de censura
contra Rajoy, permitirían gobernar al partido más votado? Las encuestas
electorales también son una poderosa arma de creación de opinión, mucha gente
se apunta siempre al caballo ganador o, como dice el refrán, “¿dónde vas,
Vicente? a dónde va la gente”, por eso, como en las del CIS, nunca se debe
descartar la cocina o al menos que estén salpimentadas al gusto del comensal.
Pero, al margen del bombardeo mediático con consultas y sondeos de todo tipo a
que vamos a ser sometidos, yo creo que quienes van a decidir estas elecciones,
y el devenir de España en los próximos años, quienes, con su decisión, van a
influir de forma muy poderosa en los acontecimientos históricos que nuestro país
va a tener que enfrentar dentro de pocos meses, que espero no sean dramáticos,
van a ser los descontentos, aquellos indignados que no han visto cumplidas sus
expectativas y los jóvenes, los más cabreados entre todos los cabreados, y con
razón. Esos son los que van a decidir las mayorías y las minorías en el Congreso
de los Diputados, los que todo el mundo teme a quién pueden votar y los que
pueden dar un puñetazo encima de las urnas que haga temblar las estructuras.
Convencerlos en unos pocos días para que no se inmolen, y nos inmolen a todos
con ellos, va a ser muy difícil, los han castigado y les han tomado el pelo
durante mucho tiempo y están demasiado descontentos.
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