Los criminales atentados que se
han producido el sábado 10 de octubre en la capital turca están siendo
analizados por mucha gente en todo el mundo, pero en España podemos hacerlo
mejor, porque, después de lo que sucedió el 11M, tenemos una perspectiva
privilegiada de los acontecimientos.
En efecto, los atentados con
bombas que explotaron ayer al inicio de una manifestación por la paz de grupos
profesionales, izquierdistas y kurdos, se parecen, como un huevo a otro, a los
trágicos acontecimientos que vivió Madrid aquel 11 de marzo del 2.004 ¿No se
van a celebrar en breve una elecciones en Turquía (el 1 de noviembre)? ¿No está
mintiendo el partido del Gobierno queriendo echar la culpa a los kurdos del PKK
(como en España se hizo con ETA? ¿No es un atentado que nadie reivindica?
No vamos a entrar aquí en
análisis-ficción y en acusaciones sin pruebas, seguramente nunca sabremos, como
no hemos sabido en España, quién fue el criminal que dio la orden, pero hay
algo que parece evidente, por el modus operandi y porque no es de sentido común
que el Partido de los Trabajadores del Kurdistán se dedique a hacer atentados
contra su propia gente y contra los que pedían un acuerdo definitivo de paz. Ha
sido el Gobierno turco el que rompió la tregua con el PKK y se ha dedicado a
bombardear a los milicianos peshmergas precisamente cuando estos estaban
ganando terreno a los mercenarios asesinos del Estado Islámico en el Kurdistán.
Este dramático suceso no es un
acontecimiento aislado, porque entronca con las políticas occidentales, de los
regímenes feudales árabes y de la OTAN en la zona. El Estado Islámico y el
Frente al Nusra son organizaciones criminales, al servicio de oscuros intereses,
que, dejémonos de tonterías, han gozado de la financiación y complacencia de
los mismos que ahora, cuando Rusia quiere acabar con ellos, ponen el grito en
el cielo. Con discursos para imbéciles se pretende engañar a la opinión pública
con críticas a la calidad democrática de al Assad mientras se va del brazo de
Arabia Saudí y Qatar, países donde la democracia y los derechos humanos mas
elementales brillan por su ausencia.
Coquetear con los terroristas,
permitir a Israel que siga ocupando tierras palestinas y masacrando a sus
habitantes, compadrear con los regímenes mas impresentables de Oriente Medio e
implementar las mas groseras políticas imperialistas, interviniendo en los
asuntos internos de países soberanos a sangre y fuego, crea un caldo de cultivo
ideal para la barbarie, la misma que ha segado la vida de casi cien personas en
Ankara y dejado centenares de heridos.
Mi mas sentido pésame. Venceréis.
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