La crisis económica ha llevado a
cientos de miles de españoles a una situación dramática, pero ha tenido algunas
consecuencias positivas, entre ellas que todos nos demos cuenta de la
importancia de la familia, esa entidad tantas veces menospreciada, cuando no
denostada, y sobre todo de la figura de los abuelos, pues sin su ayuda y
contribución la situación de muchos ciudadanos sería infinitamente peor. Después
de toda una vida de lucha y sacrificios, muchos abuelos tienen que ayudar a sus
hijos, que están en el paro o que trabajan muchas horas con salarios de miseria,
a sobrevivir, con el dinero de sus exiguas pensiones y cuidando a sus nietos,
en vez de disfrutar de un merecido descanso en la vejez. Pero, los abuelos no
solo tienen que pelear por sus hijos y sus nietos, cuando el Estado los ha
abandonado, en muchos casos también tienen que cuidar de sus padres, los bisabuelos,
que es un grupo social cada vez mas numeroso, pero muy olvidado. Las
circunstancias de estos grupos sociales divididos por edades se parece mucho a
lo que sucedía en la antigua “mili” donde había reclutas que luego, con el paso
del tiempo y de los campamentos o reemplazos se convertían en “hijos” “padres”, “abuelos” y
bisabuelos”. Los "abuelos", los del cuarto campamento, eran los que llevaban el
peso del cuartel entre la llamada “clase de tropa”, pero eran los “bisa”, a los
que quedaban pocas fechas que tachar en el calendario, los mas respetados y los
que acumulaban el mayor conocimiento.
A nuestros bisabuelos ya no les
quedan fuerzas para ir a recoger a sus bisnietos al colegio todos los días, pero
también aportan mucho a la familia, económicamente, los que pueden, pero, sobre todo,
con sus consejos. Han tenido mucha puta "mili" y saben lo que vale un peine mejor
que nadie.
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