La incorporación de la mujer al trabajo, permitiendo una mayor independencia económica, tiene mucho que ver con los nuevos roles hombre-mujer y con la nueva revolución sexual a la que asistimos. Lo de los años 60 del siglo pasado, con el movimiento hippie, no fue una revolución social y sexual porque no estaba directamente relacionada con los condicionantes económicos. De hecho, muchas de aquellas parejas que en un momento fueron promiscuas y se permitieron todo tipo de excesos, también sexuales, acabaron en matrimonios tradicionales y siendo padres y madres como lo fueron los suyos. ¿Estoy yo en contra de la incorporación de la mujer al trabajo? No ¡por Dios! solo constato que eso tiene consecuencias y, para mí, no son todas buenas. Los hombres ya pasaban muchas más horas al día con sus compañeros de trabajo que con sus esposas y sus hijos, y ahora eso también lo hacen las mujeres, que interactúan en el trabajo con los hombres Esas interacciones personales en la mayoría de las ocasiones no tienen consecuencias perniciosas, pero en muchas otras si. La mayoría de las infidelidades se fraguan en los puestos de trabajo. Que los hombres eran "infieles por naturaleza" era una patraña, si había hombres infieles era también muchas veces porque había mujeres infieles o porque los hombres tenían que recurrir a la prostitución (algo que, por supuesto, no defiendo) por diversas causas que no vamos a analizar ahora.
En la mayoría de las rupturas matrimoniales o de pareja la infidelidad y la falta de respeto (para decirlo de una forma suave) son las causas principales y, como saben bien los abogados/as de familia, ya son más las provocadas por las mujeres que por los hombres. Hay condicionantes muy poderosos que ayudan a esto, no solo la mayor independencia económica de las mujeres, también que, merced a unas leyes muchas veces estúpidas, las mujeres salen casi siempre beneficiadas económicamente en los casos de divorcio y que, además, incomprensiblemente, la infidelidad no es ni una causa dolosa ni penaliza de ninguna manera al infiel, al traidor, sea este hombre o mujer.
No podemos olvidar la importancia que las nuevas tecnologías están teniendo en los nuevos roles hombre-mujer y en la nueva revolución sexual a la que asistimos. En concreto, las redes sociales, como WhatsApp y otras, se han convertido en un arma de destrucción masiva de parejas y matrimonios. La gente dice y hace cosas en las redes sociales que nunca se atrevería a hacer en persona y es muy frecuente que las conversaciones banales avancen rápidamente hacia interacciones muy personales incluyendo incluso fotos y vídeos de carácter íntimo, que luego se trasladan a las interacciones en carne y hueso. Aún no hemos visto nada, porque la IA promete. En resumen, asistimos en vivo y en directo a la destrucción de la familia y me temo que no vamos a poder hacer nada para evitarlo.
Totalmente de acuerdo, a las mujeres que somos madres nos han esclavizado por entrar al mercado laboral, ahora la carga es doble y para los padres igual. La verdadera política de feminismo de verdad es que la mujer pueda criar a sus hijos hasta que tengan 6 años y después recuperar su trabajo y mientras tanto recibir una paga que les permita mantenerlos sin perder dinero
ResponderEliminarGracias.
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