jueves, 9 de febrero de 2023

YO NO ME FÍO

 


Por si había alguien que aún no se hubiera caído del guindo con todo lo que está pasando en Ucrania y, en un marco más amplio, con la loca estrategia de EE UU de volver a la dinámica de bloques militares enfrentados, a una guerra que ya no es fría, ya es más que templada, y a la pretensión de intentar seguir mandando en al menos medio mundo, a costa de lo que sea, incluso poniendo en peligro la supervivencia de la humanidad y de la Biosfera completa, lo que ha publicado en su blog el legendario periodista y reportero estadounidense, Seymour Hersh, premio Pulitzer en 1970, por tremendo, deja completamente diáfano lo que queremos señalar. Había muchos cándidos que habían tragado la patraña de que había sido Rusia la que se había volados sus propios gasoductos, tres de las cuatro tuberías que llevaban gas desde cerca de San Petersburgo hasta Alemania. No era lógico, porque, uno, Rusia no tenía ninguna intención de cortar el gas a Europa (ni siquiera hoy) y, dos, los rusos tenían las llaves de paso, con cerrarlas hasta que escampara habían tenido suficiente. Seymour Hersh da todo lujo de detalles de cómo se llevó a cabo la operación, de cómo se planificó con meses de anticipación, de qué países participaron y quién dirigió el cotarro: “Joe Biden decidió sabotear los gasoductos Nord Stream después de meses de discusiones secretas con el equipo de seguridad Nacional”. “Buzos de la marina estadounidense colocaron los explosivos bajo los gasoductos en junio de 2022, aprovechando unas maniobras militares (Ejercicios BALTONS 22, de la OTAN) en la zona. Tres meses más tardes los dispositivos fueron accionados de forma remota”. “Mientras Europa, y concretamente Alemania, siguiera dependiendo del gas ruso barato, Washington temía que fueran reacios a implicarse más en la guerra suministrando a Ucrania grandes cantidades de dinero y armas”. “Al principio la Marina propuso utilizar un submarino para asaltar los gasoductos directamente, mientras que la Fuerza Aérea pensó en lanzar bombas con espoletas retardadas que podían activarse de forma remota. No obstante, la CIA insistió en que cualquier método tenía que ser encubierto, esto no es cosa de niños, dijeron, y agregaron que si el ataque era rastreable hasta EE UU sería interpretado como un acto directo de guerra”. “Para llevar a cabo la operación se solicitó la ayuda de varios países, entre ellos de Noruega, Suecia y Dinamarca. Los noruegos odian a los rusos, se dijeron, y la Armada Noruega tiene excelentes buzos de aguas profundas, con experiencia en explotaciones petrolíferas, por si fueran necesarios”. Recordemos qué país, además de EE UU, se ha beneficiado ahora vendiendo su gas a Alemania al triple de precio del gas ruso. En fin, el famoso periodista norteamericano relata la secuencia de los acontecimientos entrando hasta en el más mínimo dato, con toda su logística y con sus tiempos. Pero, conviene recordar ahora que ya antes de la intervención rusa en Ucrania EE UU no había permitido a Alemania abrir el Nord Stream 2, completamente terminado y con presión de gas para bombear desde Rusia en cuando los germanos lo decidieran e incluso que ya habían amenazado con volarlo. EE UU, por supuesto, lo ha negado todo, pero el gobierno de Washington no ha presentado ninguna demanda contra el periodista. Qué tenga cuidado el valiente no resbalar en una pastilla de jabón. Edward Snowden, que tuvo que huir a Rusia para salvar la vida, ha dicho al calor de todo esto: “¿Pueden pensar en cualquier ejemplo de la Historia de un operativo secreto del que la Casa Blanca Blanca era responsable, pero lo negó firmemente”? Ya que el exiliado me pone en esa tesitura, pongamos el ejemplo de la voladura propia del acorazado “Maine” con toda la tripulación dentro, para declarar la guerra a España y arrebatarle Cuba, Puerto Rico, Filipinas y Guam.

El señor Borrell nos ha dicho que hay que tener cuidado con los “medios de desinformación rusos”, esos medios que la UE y los gobiernos occidentales han censurado, mientras nos inundan de propaganda y de mentiras. Pero, cachis en diez, cuando las noticias vienen de un periodista de prestigio desde EE UU, la cosa cambia.

No serán unas decenas de tanques, serán cientos (solo Alemania unos 200) y no sabemos lo que podrá venir detrás ¿aviones de combate? Mientras en España los de nosotros, nosotras y nosotres están preocupados por los perros de caza (que me parece muy bien) nuestro país envía a Ucrania decenas de carros blindados y de tanques de batalla, entre toneladas y toneladas de armas de todo tipo. Muy progresista no parece eso. Los del “No a la Guerra” están desaparecidos, ahora que tenemos la guerra en Europa ni sienten especial prurito por ella. Los otrora organizadores y el aparato mediático hacen ahora exactamente lo mismo, pero al revés, de lo que hicieron cuando las movilizaciones contra la Guerra de Irak ¿Pasaría lo mismo si el PP estuviera en el Gobierno? Es imposible saberlo, pero, no me extrañaría, en Estrasburgo salvo los húngaros y cuatro gatos más, todos aplauden a Zelenski hasta con las orejas. Un consejo de amigo: No se fíe de los políticos que hay en España y en Europa, defienden intereses que no son los nuestros y que frecuentemente actúan contra nosotros, como ya estamos hartos de ver.

 

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