martes, 1 de marzo de 2022

¿IMPERARÁ LA CORDURA?

 


Durante la pandemia muchas personas se convirtieron de repente en expertos virólogos y/o tenían un cuñado médico. Esa gente nos daba consejos, cual galenos, y corregían a los verdaderos médicos y a los verdaderos expertos. Ahora, cuando hay una guerra en Ucrania, esos que se han metido a facultativos, siguen ejerciendo, es este caso de psiquiatras y de expertos en geopolítica y Defensa, colgando sambenitos de psicópatas y repitiendo las mentiras y las tonterías, que escuchan en los medios de comunicación, como loros. Yo de virología y, en general, de medicina, como en otros muchos campos, soy un perfecto ignorante, lo confieso, pero de geopolítica, de Defensa, de armamento, de propaganda y de golpes de Estado se algo, así que permítame el lector, y los del nuevo coro, que les de una segunda opinión, ahora que los medios rusos han sido censurados para que solo exista un relato:

Para entender lo que está pasando en Ucrania tenemos que remontarnos bastante atrás en la Historia, hasta la fundación de la propia Rusia, pasando por la Guerra de Crimea (1853-1856), donde los rusos dieron estopa a los británicos, que ya andaban por allí incordiando (desastre de la Brigada Ligera), la Segunda Guerra Mundial, en la que mientras parte de los ucranianos combatía con el Ejército Rojo, la otra parte combatía con los nazis (ucranianos sobresalieron en las SS como los más sanguinarios) y la URSS, pues fue en aquel entorno cuando el entonces primer mandatario, Nikita Jrushchov, que había nacido en una pequeña localidad rusa, Kalinovka (óblast de Kursk) cerca de Ucrania (no en Ucrania, como han dicho estos días muchos medios) cedió administrativamente Crimea a Ucrania. Esta situación continuó después de la independencia ucraniana, pues Rusia y Ucrania seguían siendo aliadas, compartían la Flota del Mar Negro con base en Sebastopol y no había ninguna razón para cambiar el estatus administrativo de Crimea. Todo cambió el 22 de febrero de 2014, cuando grupos financiados por la CIA, que había puesto para la operación 5.000 millones de dólares, derrocaron al presidente Yanukóvich (que tuvo que huir a Rusia). Fue lo que algunos llaman "revolución del Maidán", o sea, una "revolución de color" como las que los servicios secretos estadounidenses y británicos hicieron en otros países del Cáucaso y quisieron hacer hace poco en Kazajistán, o que otros llamamos, sin tapujos ni tonterías, el golpe de estado del Maidán. Hay fotos y vídeos encantadores de la entonces Subsecretaria de Estado americana, Victoria Nuland (que fue la encargada de repartir la pasta gansa) con el embajador estadounidense en Kiev participando en aquellos acontecimientos. Se trataba de arrebatar a Rusia el control de Crimea, donde hay unos potentes radares de alerta temprana que la protegen de un ataque de la Sexta Flota y otros elementos de la OTAN, echar a la flota rusa de Sebastopol y, en definitiva, tomar el control del Mar Negro. Putin no lo permitió, apoyando a los prorrusos de Donbass, y recuperando la soberanía rusa sobre Crimea, que era tierra rusa desde Catalina II, por lo menos, y que está poblada por rusos. Tras el control militar de la Península por "los hombres de verde", hubo un referéndum, donde, de forma aplastante, los crimeos decidieron reincorporarse a Rusia. Muchos ucranianos, incluidos los que compartían con Rusia la Flota del Mar Negro, también se pasaron al lado ruso. "Crimea vuelve a ser Rusia y quiero que sus ciudadanos lo noten" fueron las palabras de Putin entonces. Y vaya si lo notaron, no solo mejoró su nivel de vida y los servicios sociales, muchos encontraron trabajo en una obra de la que no se ha hablado en Occidente, la construcción de un gigantesco puente con cuatro carriles de circulación y dos vías férreas, el mayor de Europa, que ya une Crimea con el resto de Rusia. Pero, los piratas no se dieron por vencidos. El acoso a Rusia, desplegando todo tipo de armas en los países limítrofes que se habían incorporado a la OTAN, en los que España participa, también se incrementó en el Mar Negro, donde la OTAN ha estado haciendo continuas maniobras navales en los últimos años. Llegamos entonces a un escenario donde EE UU quiere evitar, como sea, que el segundo gasoducto del Báltico, el Nord Strem 2, entre en funcionamiento, para que la UE no tenga una interdependencia económica cada vez más fuerte con Rusia y para vender a Europa el gas americano, extraído por fractura hidráulica, que nos cuesta el doble que el gas ruso, un escenario donde el equipo de halcones de Biden quiere incrementar la presencia militar americana, a través de la OTAN, en Europa, un escenario, en fin, donde los que han dominado desde la Segunda Guerra Mundial un mundo unipolar se resisten al nuevo mundo multipolar que va a caracterizar el siglo XXI. Para conseguir los fines deseados, estadounidenses y británicos iniciaron una nueva operación que pasaba por incrementar la presión a Rusia en el Mar Negro y amenazarla con meter a Ucrania en la OTAN y poner allí misiles nucleares a cinco minutos de Moscú. El presidente de la Federación Rusa, Vladímir Putin, si ese que los médicos aficionados han diagnosticado como psicópata, y los gravemente mediatizados como un nuevo Hitler, tuvo que escoger entre entre dos acciones: la mala, que es la que estamos viviendo, y la peor, que una Ucrania metida en la OTAN atacara Crimea, entonces Rusia tendría que usar armas nucleares (porque sus fuerzas convencionales son muy inferiores a las de la OTAN) y nos iríamos todos al cuerno. Que lo mismos que han bombardeado e invadido países en todas partes nos digan ahora lo malos que son los rusos es patético y que hasta los suizos, neutrales donde los nazis llevaron su oro, también se unan al coro, al nuevo senado romano que quiere impartir justicia, la suya, con sanciones, cuando nunca han sancionado sus propias fechorías, es más patético todavía. EE UU y Reino Unido ya tienen lo que querían, Rusia recuperará el control estratégico que necesita cuando la OTAN se ha negado a darle garantías de seguridad, el pueblo ucraniano sufrirá las consecuencias de todo esto, y la estúpida Europa pagará, muy caros, los platos rotos en la gasolina, el gas, la electricidad, los cereales, los minerales, el turismo y millones de refugiados, por dependientes, por listos, o por, bueno, no voy a seguir con los calificativos. Francia, el único país importante de Europa que tiene una política exterior propia, está haciendo importantes y cabales esfuerzos para dar a esta situación una solución lo menos traumática posible ¿Imperará la cordura? 

4 comentarios:

  1. Interesante su articulo..y no son esos los motivos por los que Putin ha invadido Ucrania,aunque ud sabe que hay tantas formas de ver las cosas..Putin añora la Union Sovietica y el Pacto de Varsovia..tiene casi 70 años,asi que no tiene mucho que perder..quienes si van a perder van a ser los rusos,y los europeos tambien por su nefasta politica economica e industrial ( a ver si ahora comemos con los hedge funds)..Putin no es mas que uno de tantos dementes que quieren dominar el mundo..un tipejo que deberia ser capturado y ejecutado cuanto antes,al mas puro estilo Nuremberg

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  2. Respuestas
    1. " El que no tenga espada, venda su capa y compre una" Lucas 22:36

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  3. San Jorge, Caballero de Cristo
    La leyenda del dragón, según la cual abatió a una bestia y liberó de su yugo a una ciudad o a todo un reino, contribuyó también a que fuera declarado patrón en diversos países –Inglaterra, Portugal, Bulgaria, UCRANIA, Etiopía, Georgia…– y en otras tantas ciudades..y no sigo para no aburrirle

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