viernes, 12 de diciembre de 2014

¿PORQUÉ NO BAJA LA GASOLINA?

Ante la espectacular bajada del barril de petróleo, la pregunta que se hacen los ciudadanos españoles es ¿porqué casi no baja la gasolina y el gasóleo? Intentaré explicarlo:
El barril de Brent (159 litros) que es el que se subasta en el mercado de Londres y la referencia mundial del precio del crudo, está cotizando, cuando escribo estas líneas, a solo 64,41 dólares, cuando el 19 de junio de este mismo año estaba a 115 dólares. Hay varios factores que influyen en la caída de los precios, desde la sobreproducción, que ya empezó a ser evidente hace unos años, hasta la atonía de la economía mundial, que produce el efecto de que las industrias consuman muchos menos derivados del petróleo. Otro condicionante muy a tener en cuenta es la estrategia de EE UU y algunos de sus incondicionales aliados de intentar poner a países como Rusia y Venezuela, grandes exportadores, en dificultades económicas. En esa labor USA no solo cuenta con el beneplácito de las grandes potencias occidentales, también con la colaboración de los regímenes feudales de la Península Arábiga, que se niegan a bajar la producción para que no se derrumben los precios.
Como todo el mundo sabe, la liberalización de la economía y la libertad de mercado de la que tanto hablan y se vanaglorian algunos es una quimera, la verdad es que las economías capitalistas están fuertemente intervenidas, no solo por los Estados, sobre todo por las grandes corporaciones, los grandes bancos, etc, que hacen que varios sectores estratégicos operen en régimen de oligopolio, entre ellos el del petróleo. En concreto, en España son tres grandes compañías las que tienen el control del mercado, REPSOL, CEPSA y BP, agrupadas en AOP (Asociación Española de Productos Petrolíferos) que no solo controlan 7.051 gasolineras de las 8.622 existentes, también dictan los precios de gasolinas y gasóleos.
El precio de los combustibles en España se distribuye de la siguiente manera: entre el 42,65 y el 47,54% (según sea gasolina o gasóleo) depende de la cotización internacional del petróleo, es decir, básicamente de la cotización del barril de Brent; los costes fijos, entre los que están los gastos derivados de la reserva estratégica (para 90 días de consumo), el márketing, amortización y mantenimiento de instalaciones, transporte, etc, representan aproximadamente el 9,5 % y el IVA y otros impuestos entre el 42,69 y el 48,29%. El resto son beneficios, que, aunque  es un porcentaje mínimo del total del precio de litro, son multimillonarios, pues son billones los litros consumidos.
Después de lo expuesto, es evidente que no se puede repercutir en el precio final que paga el consumidor el mismo porcentaje en que ha bajado el precio del barril de petróleo, pero sí hay margen para que baje bastante mas de lo que lo ha hecho y con mas celeridad, porque si bien cuando sube el  precio del crudo se repercute al consumidor final casi de inmediato, cuando es al contrario no hay ese mismo prurito.
Pero, estas cosas no ocurren por casualidad, porque el Gobierno no está interesado en que baje demasiado el precio que pagan los consumidores por la gasolina y los gasóleos. Los impuestos que se recaudan son por litro, no por precio del litro, y una acusada bajada de precios provocaría deflación, en una economía cuyo consumo interno no acaba de despegar y donde continuamente se nos dice que las cifras macroeconómicas están mejorando.



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