viernes, 12 de diciembre de 2014

ALCOA Y EL DRAMA DE ASTURIAS

Con el problema que ha surgido en ALCOA, drama del que algunos ya avisamos hace tiempo, han vuelto las movilizaciones de trabajadores y la zozobra para muchas familias. No es nada nuevo para los asturianos, que, desde los primeros embates de la “reconversión”, han padecido en sus carnes las pésimas políticas industriales. Ahora son, además, las energéticas.
Por muy bien intencionadas que sean las declaraciones tanto del presidente asturiano, Javier Fernández, como del que hasta no hace mucho tiempo cortaba bacalao en la derecha asturiana, Gabino de Lorenzo, producen necesariamente irritación, pues los mismos, ellos y sus partidos, que no han tenido ninguna preocupación por hacer una planificación industrial y energética seria en España (la planificación está contemplada en la Constitución) no pueden ahora reclamar soluciones y llorar con lágrimas de cocodrilo. Los que privatizaron sectores estratégicos de nuestra economía, como las eléctricas, que se han convertido en oligopolios, los que han cargado al recibo de la luz todo tipo de subvenciones, algunas pintorescas, o los que, en fin, cometieron la fechoría de la “moratoria nuclear”, que costó la friolera de 900.000 millones de pesetas de 1.983 y echó por tierra el MIX eléctrico que España necesitaba y por el que Adolfo Suárez había apostado, no pueden venir ahora a lamentarse ni a exigir nada.
El problema de ALCOA no es, ni mucho menos, una singularidad en el desmantelamiento del tejido productivo asturiano, al contrario, la amenaza de los costes eléctricos penden sobre otros grandes consumidores, como Asturiana de Zinc o ARCELOR, que esperemos no sigan el mismo camino. La situación es aún mas sangrante si tenemos en cuenta que Asturias, con cinco centrales termoeléctricas en funcionamiento, que inundan de CO2 y otros residuos a buena parte de la región, produce bastante mas electricidad de la que consume. La línea de alta tensión Sama-Velilla, como todo el mundo sabe, es para llevar a la Meseta los excedentes eléctricos.
Pero, no nos engañemos, el problema de fondo no es la tarifa eléctrica ni la falta de planificación seria, porque la economía asturiana está soportando otros embates que no están relacionados directamente con eso. Los ejemplos del ridículo precio de la leche en origen o el injusto reparto de las cuotas pesqueras son bien elocuentes. El verdadero problema es la pérdida de influencia política de Asturias y de que ya no damos miedo a nadie.
El poder central, desde la revolución de Octubre de 1.934, siempre había respetado a Asturias y así hay que entender, además del carácter estratégico coyuntural, la nacionalización de las minas, con la creación de HUNOSA, y que se decidiera instalar en Asturias las principales siderurgias de cabecera del país, con la constitución de ENSIDESA y UNINSA. Sin ese respeto por los mineros y por los trabajadores asturianos José Antonio Girón de Velasco no habría construido la Universidad Laboral de Gijón, destinada en principio para los huérfanos de la minería, con un edificio y unas instalaciones que seguirán asombrando durante siglos.
Tenemos un presidente y secretario general de la FSA-PSOE que, a pesar de ser uno de los dos únicos presidentes autonómicos socialistas, tiene muy escasa influencia en su partido, que en su último congreso, ante su enfado, creó aprisa y corriendo un puesto de consolación para él. Y un Partido Popular regional mas preocupado por su luchas internas, por Francisco Álvarez-Cascos y por dar apoyo al Gobierno socialista que por defender ante Rajoy los intereses de Asturias.
El próximo año va a ser decisivo para el futuro de nuestra tierra, pero también será año electoral y todos vamos a ser actores de nuestro destino.

Asistimos a un momento histórico dramático donde vuelven a mi memoria algunas estrofas de una canción de Víctor Manuel: “Dos veces, dos, has tenido ocasión para jugarte/ la vida en una partida y las dos te la jugaste/ prepara tu salto último lívida muerte cobarde/ prepara tu último salto que Asturias está aguardándote”.

1 comentario:

  1. Coincido contigo en parte, pero no en todo. Asturias fue una región que se acostumbro al paternalismo y que a que las iniciativas empresariales partieran del Estado, salvo Pedro Duro, no tuvimos empresarios emprendedores. Ahora lo estamos pagando, llevamos demasiado tiempo viviendo de los fantasmas de los mineros dinamiteros y de empresas que nunca fueron rentables en una economía capitalista diferente al sistema autárquico que las creo. La reconversión era nuestra salida y se apostó en cambio por mantener empresas deficitarias, pero con gran apoyo sindical. Los asturianos ya decidimos nuestro futuro y ahora en mi opinión ya es tarde para cambiarlo.

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