jueves, 19 de agosto de 2021

LA VULNERABILIDAD DE LOS SISTEMAS INFORMÁTICOS

 

 


Una gran parte de las estructuras del mundo actual están informatizadas. Ni las administraciones públicas, ni los bancos, ni la mayoría de las empresas podrían desarrollar su labor sin el apoyo en los ordenadores. Cosas que hasta no hace mucho tiempo nos parecían lo más normal del mundo, como el correo físico, han pasado a la Historia. Hasta un gran invento que pensábamos iba a durar muchos años, como fue el fax, se quedó obsoleto en poco tiempo. Yo estoy escribiendo este artículo en un ordenador y lo enviaré por correo electrónico al periódico. Estos adelantos que nos ha traído la informática y un invento como Internet, que fue pensado al principio solo para comunicaciones militares, son maravillosos y nos proporcionan instrumentos antes impensables para informarnos y comunicarnos. Este mundo también se ha trasladado a los teléfonos inteligentes, estos artilugios que ya todo el mundo utiliza continuamente para todo menos para llamar o recibir llamadas de teléfono. Pero, poca gente es consciente que, además de sus muchas ventajas, la informatización y el mundo digital y de las redes tiene grandes riesgos, el menor de todos que el pulgar tenga alguna lesión de tanto dar con él a la pantallita. El gran problema de los sistemas informáticos es la vulnerabilidad y voy a poner solo unos pocos ejemplos para ilustrarlo: El 2 de noviembre de 1988 pasaría a la historia como el día en el que las reglas de internet cambiaron para siempre, evidenciando que existían grandes vulnerabilidades. El punto de partida de este progresivo cambio fue la creación, lanzamiento y rápida expansión de un malware autorreplicable llamado Morris, que debe su nombre al inventor, Robert Tappan Morris, hijo de un famoso criptógrafo. Los efectos de este virus informático fueron devastadores, afectó a la actividad de los equipos, obstruyó las conexiones durante días y accedió a información sensible. En total, se estima que pudo afectar hasta 60.000 servidores conectados a la red, incluyendo equipos de la NASA, las universidades de Berkeley y Stanford, el MIT y el Pentágono, durante casi 72 horas. La erradicación de este malware autorreplicable costó al gobierno de los Estados Unidos cerca de un millón de dólares y ocasionó pérdidas de más de 96 millones de dólares. En el año 2013, Yahoo sufrió uno de los mayores ataques informáticos en la historia de Internet. Sin embargo, la compañía no lo reconoció hasta el año 2016. La compañía global de medios sufrió un robo masivo de datos en más de 1.000 millones de cuentas suscritas a su portal, con información que iba desde fechas de nacimiento o direcciones de correo electrónico hasta números de teléfono y contraseñas. Al año siguiente, eBay, una de las compañías más famosas de comercio electrónico, sufrió un ataque similar por parte de piratas informáticos que afectó gravemente a su red interna corporativa. Durante esta intrusión, se robaron datos de 145 millones de usuarios. En 2016, el jefe de seguridad de Linkedin confirmaba la anulación de 100 millones de contraseñas de la red social de contactos profesionales debido a un ataque informático sufrido cuatro años antes. En 2018, Marriot International, una cadena de hoteles de lujo estadounidense con más de 6.700 propiedades en todo el mundo y un total de 30 marcas hoteleras, sufrió el segundo mayor hackeo en la historia de internet. El 30 de noviembre, su base de datos fue vulnerada. En el ataque se produjo el robo de datos de más de 500 millones de clientes. Wikileaks ganó popularidad en 2010. Todo comenzó en noviembre, al publicar 251.287 telegramas diplomáticos intercambiados entre algo más de 250 embajadas de Estados Unidos y el Departamento de Estados de Estados Unidos. Dentro de esas filtraciones había más de 55.000 cables emitidos desde España. Pero, esto no es nada si lo comparamos con los ataques sufridos por empresas, redes eléctricas, instalaciones nucleares o administraciones públicas que sufrieron importantes disfunciones, algunas muy peligrosas, en varios países. Para nadie es un secreto que hoy en día la guerra informática forma parte importantísima de los ejércitos de todos los países desarrollados del mundo. Cuando avanzamos hacía una interconexión total, donde hasta el dinero será digital y todos los ingresos y todas las compras y gastos que hagamos dependerán del funcionamiento de las redes, como ya lo son en gran parte ahora, nuestra vulnerabilidad como individuos, como empresas, como sociedades, como Estados o como supraEstados será enorme y muy peligrosa. Tener un programa operativo propio, con la garantía de que en sus actualizaciones no se incluyan troyanos, y tener un plan B en caso de que, a pesar de todas las precauciones, ante la intervención de las redes por un tercero, se produzca el caos total, es imprescindible.

 

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